El stand de Cultura Jalisco en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2025 fue sede de la presentación de Nada que salvar, primera novela del escritor, ensayista y corrector de estilo de la Coordinación de Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Juan Fernando Covarrubias, acompañado de los escritores Joaquín Peón Íñiguez y Alfredo Cedillo.
De manera inicial, Cedillo hizo una breve introducción con sus aproximaciones respecto a Nada que salvar, historia que gira en torno al personaje de Lino Waleski (un hombre que aparece en cuentos previos de Covarrubias), quien emprende la búsqueda de una mujer en una ciudad que se encuentra llena de desconcierto y anarquía (en ella existen alteraciones en los tiempos de los semáforos, los nombres de las calles y las avenidas cambian constantemente). Este es el escenario en donde Waleski intentará ponerse a mano consigo mismo, con su pasado y su futuro, utilizando únicamente su memoria, un mapa y la compañía de un perro.
Peón Íñiguez definió esta novela como un libro “raro e híbrido”, que adopta la forma fragmentaria del estado actual de la mente y la conciencia.
“Cuando comencé la escritura de la novela no era fragmentaria, quería contarla en un solo aliento, pero me fui dando cuenta de que no iba a alcanzar. La cabeza de Waleski es así, segmentada, como si viéramos un piso compuesto de diferentes mosaicos; por lo tanto, quería que la narrativa obedeciera a ese concepto”, comentó el autor.
Ambos presentadores destacaron que esta novela está plagada de símbolos, filosofía y pensamiento crítico, plagado de influencias de escritores como Felisberto Hernández, Jesús Gardea y César Aira.
Sobre el proceso creativo de la novela, Covarrubias mencionó que todo surgió de su libro de cuentos Loco por destruir, donde nació su personaje Lino Walewski, nombre construido con el nombre de un buen amigo del autor y un apellido sacado de la placa póstuma de un camellón.
“Cuando llegué a uno de esos cuentos me di cuenta de que podía convertirse en esa novela, y que Waleski podía convertirse en algo más allá de un final clásico de cuento. Es un personaje que tiene rasgos de muchos personajes que he conocido a lo largo de mi vida y nació en la barra de una cantina. Sin descripciones, Waleski es un fantasma que ronda por la ciudad, una especie de anti-detective”, agregó el autor.
Nada que salvar alberga otro importante personaje que es la ciudad, la cual muta, cambia y se mueve dentro de la narrativa.
“Gardea renombra la ciudad de Delicias, donde él nació y lo que yo quise hacer fue una especie de espejo con la ciudad de Waleski. Quería que Lino viviera su historia en un entorno conocido para mí, quería que esa ciudad en donde se forma la historia fuera otro personaje, un ente que determina las acciones del protagonista, por lo que quiere reconfigurar, hacerla suya”, dijo.
En la presentación se destacó que la novela, plagada de mapas y territorios, lleva al lector a conocer y desconocer lo que se encuentra a su alrededor.
“Esta ciudad paralela y estos mapas solamente están en la ciudad de Waleski, él es un fantasma que trata de recuperar algo y al final no lo logra porque todo está dentro de su cabeza e intenta rescatar aunque sea un poco de lo que le queda. Esa locura toca su memoria de tal manera que lo fragmenta”, mencionó.
La pérdida y la memoria, temas cruciales de la humanidad, son también pilares esenciales para la construcción de Nada que salvar y de otros trabajos del autor.
“El tema de la memoria es muy importante para mí, yo comencé a escribir para no olvidar cosas. La escritura es una aliada de la memoria, por eso cargo con libretas y escribo siempre que puedo, es una lucha para mantener las cosas presentes”, agregó.
Nada que salvar y Loco por destruir están disponibles para su venta en el stand de Cultura Jalisco dentro de la FIL, la página de internet de Libros Invisibles y también se encuentra disponible en la sección de libro de Amazon MX.
Atentamente
“Piensa y Trabaja”
“1925-2025. Un Siglo de Pensar y Trabajar”
Guadalajara, Jalisco, 5 de diciembre de 2025
Texto: Anashely Fernanda Elizondo Corres
Fotografía: Adriana González
