


En México, tan sólo en 2010, el grupo de 15 a 24 años representó la mayor cantidad de suicidios, según datos del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). “El pico en la estadística ocurre entre quienes tienen de 19 a 24 años”, señaló la doctora Columba Sánchez Martínez, profesora de tiempo completo del Departamento de Salud Mental, de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
A partir del estudio de casos de más de 25 familias, Sánchez Martínez analiza cómo es que del seno familiar parten las tentativas suicidas de los adolescentes: “El paciente es identificado como el enfermo, pero es necesario estudiar los comportamientos de los miembros de la familia. Con esta visión es posible detectar una serie de pautas de relación, donde ellos han sido victimizados en muchos momentos de su vida; es decir, en sus relaciones hay lazos destructivos”.
En el texto se detalla que existen patrones y pautas de comportamiento que se repiten. Por ejemplo, que las madres platican sus problemas con sus hijos: “Desde niños los hoy adolescentes han vivido los problemas de los padres, tanto los económicos como los emocionales; la violencia ha estado presente”.
Sobre las reacciones ante las conductas, previo a cometer una tentativa de suicidio, los familiares entrevistados detallaron escenas en las cuales a los adolescentes se les notaba tristes, decaídos o enojados más de lo acostumbrado. Sin embargo, ningún miembro de la familia hizo algo, puesto que lo ven como algo natural en sus modos de comportamiento.
De 227 casos de suicidio en Jalisco, 107 fueron por causas familiares, según datos del INEGI en 2005 recopilados por Sánchez Martínez.
Guadalajara, Jal., 18 de junio de 2013
Texto: Andrea Martínez Parrilla
Fotografía: Internet
Edición de noticias en la web: Carlos Márquez García