México enfrenta retos en materia económica para generar un escenario de certidumbre

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Empresas y bancos no deben correr más riesgos de los que pueden enfrentar

México tiene que seguir estrategias para ser menos vulnerable desde el punto de vista económico, afirmó la doctora Liliana Solís Angulo, portfolio manager (gestor patrimonial) en las Oficinas de Renta Fija, en Compass Group Asset Management.
 
Durante su participación en el octavo Seminario de Relaciones Internacionales, “A diez años de la crisis financiera: el caso México”, durante la Feria Internacional del Libro (FIL), la ponente señaló que el país enfrenta el reto de tener una disciplina fiscal eficiente para tener recursos que le permitan hacer frente a los gastos, además de una política monetaria responsable que cuide la estabilidad de precios.
 
La experta en finanzas y economía añadió que la regulación financiera debe ser no sólo para los bancos, sino también para las empresas, a fin de que tengan buenos niveles de capitalización y liquidez.
 
“No deben correr más riesgos de los que puedan, como ocurrió a raíz de la crisis económica de Estados Unidos en el año 2008”, dijo.
 
Resaltó la importancia de fortalecer las políticas macroeconómicas (enfocadas en el país en su conjunto, y relacionadas con el nivel de precios, el empleo o crecimiento económico).
 
“Hasta el momento vamos por buen camino, pero tiene que haber mayor certidumbre”.
 
Advirtió que se está presionando el tipo de cambio. El peso pierde su valor. “Eso a todos nos impacta porque se puede traducir en una mayor inflación”, agregó.
 
Recordó las causas que originaron la crisis económica en Estados Unidos de América (EUA), un tema de gran importancia por las lecciones que deja para las economías.
 
“Previo a la crisis, en ese país se dio un escenario de abundancia económica, con un aumento del consumo y otorgamiento de créditos”, señaló.
 
Se estuvieron otorgando créditos hipotecarios, incluso a personas con un bajo nivel crediticio, cuya probabilidad de que llegaran a pagar era muy baja.
 
La falta de liquidez en los mercados impactó el crecimiento económico. En EUA cayó el Producto Interno Bruto (PIB), es decir, el valor monetario de los bienes y servicios finales producidos por esa economía; además, resultó afectado el comercio, lo que afectó a México porque dirige la mayoría de sus exportaciones a este país.
 
Al darse una caída en el crecimiento económico de EUA, los ciudadanos de ese país demandaron menos artículos, por lo tanto, compraron menos a México y las empresas nacionales tuvieron que reducir su producción, y entonces se vieron en la necesidad de liquidar personal, impactando la demanda de bienes y servicios interna, ya que ante menos dinero que percibieron las familias, se reducen las compras.
 
“En México hubo también una caída en el crédito al consumo y la vivienda, lo que impactó el crecimiento económico, que además fue afectado por el brote de influenza en el primer trimestre de 2009”, recordó.
 
El problema es que hubo empresas que entraron en el escenario nacional cuando había liquidez y buenas expectativas, y muchas tomaron riesgos excesivos.
 
La crisis financiera de 2008 es la más severa que ha sufrido la economía internacional desde la Gran Depresión en los años 30, aseguró el académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), maestro Gerardo Maldonado Hernández, durante la primera mesa del seminario, en la que detalló los efectos de la crisis en el plano internacional.
 
Si bien el epicentro de la crisis se localizó en EUA, el impacto se extendió a nivel mundial.
 
El doctor Jeffry Frieden, académico de la Universidad de Harvard, explicó que la crisis de 2008 fue una crisis por deuda.
 
“Un país pide mucho dinero de otros países. Esto permite una expansión económica, lo que genera auge y una burbuja que después revienta, y de ahí la crisis”, dijo Frieden.
 
La crisis golpeó a 12 economías a un mismo tiempo en su desarrollo, incluso de naciones europeas, agregó el ponente, quien participó en la mesa “A diez años de la crisis financiera: Experiencias y aprendizajes”.
 
Expresó que el problema no está en tener deudas.
 
“Pedir prestado no es necesariamente malo. La pregunta es si los fondos se usan para incrementar la capacidad productiva de una economía, mejorar la infraestructura y la industria”, subrayó.
 
“Si estos fondos se utilizan para consumo sólido (de un bien o servicio)., entonces no se incrementa la capacidad de producción de una sociedad”, abundó.
 
El seminario fue organizado por el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la UdeG y el CIDE.
 
 
A t e n t a m e n t e
“Piensa y Trabaja”
Guadalajara, Jalisco,
30 de noviembre de 2018
 
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Fernanda Velázquez