


Más de 400 estudiantes podrán beneficiarse con la adquisición de un robot NAO, que el Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur) compró en diciembre pasado y con el que alumnos, principalmente de las ingenierías en Mecatrónica y Teleinformática, pondrán en práctica sus conocimientos en programación y robótica.
El robot humanoide autónomo, adquirido en un paquete tecnológico con un costo de 650 mil pesos, fue diseñado con fines académicos y actualmente es utilizado en laboratorios científicos de universidades importantes como Harvard y Stanford.
“Tenemos la versión V5, la más actual; es utilizado para fines académicos y de investigación en el mundo. La tecnología de este robot permite programar desde varios sistemas operativos como Windows, Linux, IOS y otros tipos de software abierto”, explicó el doctor Domingo Velázquez Pérez, coordinador de las carreras en Mecatrónica y Teleinformática.
Se tiene previsto que el NAO pueda ser utilizado también por alumnos de otras carreras del mismo plantel, sobre todo como apoyo en el estudio de algún idioma, ya que el robot sólo requiere de cierta programación con base en los planes de estudio, para luego realizar secuencias autónomas para la práctica del inglés como mantener conversaciones con los estudiantes.
“Creemos que el CUCSur es el primer centro universitario que cuenta con esta tecnología en la Red Universitaria, esto permite que nuestros estudiantes mejoren su desempeño desde las áreas básicas como matemáticas, y que puedan participar en los órdenes nacional e internacional en concursos de robótica e inteligencia artificial”, resaltó.
El robot NAO V5, creado por la compañía Aldebaran –la cual se dedica al desarrollo de robots humanoides–, está equipado con múltiples procesadores, cuenta con dos cámaras de alta definición, sensores táctiles, infrarrojos y de fuerza; tecnología wifi y bluetooth, además de cuatro micrófonos y codificadores digitales de alta precisión en cada articulación.
A T E N T A M E N T E
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jal., 18 de enero 2016
Texto: Karina Alatorre
Fotografía: Gerardo Ávila