Urge contar historias periodísticas que sirvan para reflexionar

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Concluye la mesa “Latinoamérica en los ojos del cronista”, al continuar el VII Encuentro Internacional de Periodistas

El periodismo narrativo no cuenta acontecimientos sino historias, aquellas que carecen de reflectores. Se trata de arrojar luz sobre la vida de las personas, poner rostro a la noticia, alejar su inmediatez, acercar la verdad y evitar su olvido, fueron parte de los conceptos expresados por cuatro periodistas en la mesa “Latinoamérica en los ojos del cronista”, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, 2011.
 
 Ante un público conformado sobre todo por estudiantes, los reporteros hablaron de su vida con las letras y la forma en que decidieron abrir sus sentidos para escudriñar el mundo con curiosidad, acercarse a la gente y contar historias.
 
 Durante el VII Encuentro Internacional de Periodistas, organizado por la Dirección General de Medios de la Universidad de Guadalajara, el periodista portátil chileno Juan Pablo Meneses, planteó que en Latinoamérica siguen pasando historias de corrupción insólita.
 
 Hoy, la crónica latinoamericana debe “contar esas historias que sirvan para reflexionar”. Explicó cómo, mientras se acude a este foro realizado en el salón Enrique González Martínez de Expo Guadalajara, afuera “hay una lluvia de datos” que para entenderse requiere de las historias.
 
El editor de la revista Gatopardo, Guillermo Osorno se cuestionó ¿Para qué sirve el periodismo narrativo? A lo que respondió que se trata de “desentrañar o tomar el corazón a los acontecimientos, desmontarlos de su entramado mediático, y entregarlos de nuevo desde el punto de vista del corazón emocional de los asuntos”.
 
Durante la mesa que moderó Augusto Chacón, el periodista mexicano Wilbert Torre, corresponsal de la revista Etiqueta Negra en Nueva York, planteó: “cuando un reportero escribe un perfil o una crónica parece que todo transcurre a un ritmo distinto: la mirada debe ensancharse, la atención debe posarse en todos los detalles y se debe acechar hacia dentro de cada persona”.
 
 Por su parte el cronista colombiano, Alberto Salcedo Ramos leyó su manual para nuevos cronistas, que consta de 450 palabras. Algunos de los consejos fueron: “Aunque tengas un trabajo de tiempo completo en un periódico o manejes un camión de carga, debes escribir. Ninguna excusa es válida si sólo atiendes los llamados del estómago, ¿para qué seguimos hablando?”.
 
Otro consejo que les dio a los jóvenes es escribir sobre lo que quieran, “pero por favor no aburran al lector” ya que escribir crónicas es narrar y narrar es seducir”.
 
Y concluyó al indicar que “En un continente saturado de corrupción, siempre será apreciada la figura del higienista que fumiga las alimañas, sin embargo, me temo que la verdad no sólo se encuentra regando plaguicidas o frecuentando los manteles de los poderosos, sino también prestándole atención a la gente común y corriente, aquella que por desdicha sólo existe para la gran prensa, en la medida en que muere o mata”.
 
Guadalajara, Jal., 2 de diciembre de 2011
Texto: Eduardo Carrillo
Fotografía: Adriana González
Edición de noticias en la web: Lupita Cárdenas Cuevas