La concreción de una guerra nuclear sería el escenario más catastrófico en el conflicto actual entre Corea del Norte y Corea del Sur, la cual estaría involucrando a Estados Unidos. “En mi perspectiva es el más llamativo en los medios de comunicación, el más espeluznante, pero creo que no sería tan viable pensar en su realización”, afirmó Miguel Ángel Sigala Gómez, académico del Centro de Estudios sobre América del Norte, del Departamento de Estudios del Pacífico.
“En este habría que tener un poco de mesura con la postura de China porque si bien ha sido un aliado incondicional de Corea del Norte, desde finales de los setenta ha cambiado mucho y no podemos afirmar por la propia definición del interés nacional que China tenga entre sus prioridades defender a Corea del Norte. Más bien su prioridad es evitar la guerra a cualquier costo”.
“Yo descartaría una tercera guerra mundial porque el principal ingrediente para que ocurra, como sucedió en las dos primeras, es la confrontación directa entre grandes potencias, y esto no se está dando porque China no manifiesta en su interés ir a una guerra contra Estados Unidos, y viceversa”.
Estados Unidos, a diferencia de lo que pasó con Irak, que mostraba una doctrina de guerra preventiva, en este caso toma la postura completamente opuesta: no va atacar, ni hacer nada mientras Corea del Norte no lance un ataque contra sus aliados.
Hay que destacar, además, que Corea del Norte no tiene la capacidad para atacar a Estados Unidos, Filipinas, Australia o México, no puede hacerlo más allá de la península coreana y si acaso hasta Japón.
Si bien posee armas de un poder destructivo impresionante, pueden ser interceptadas. Estados Unidos durante la guerra fría construyó escudos antimisiles para protegerse de la Unión Soviética y los tiene en Europa Central, el Pacífico, América del Norte para defenderse de ataques nucleares con misiles de largo alcance, los cuales aunque sean enviados y tengan una capacidad destructiva como cualquier bomba atómica no llegarían al territorio americano.
Otro escenario que probablemente se vea sería el mantenimiento del status quo. Con el afán de seguir manteniendo a la dinastía Kim, Corea del Norte esté haciendo uso de esta capacidad nuclear para evitar la intervención internacional y perpetuar el poder del régimen. En consecuencia mantendría una estabilidad con miedo incluido, pero que seguiría el curso que tenía desde principios de los noventa, donde no hay guerra, hay un equilibrio establecido en cuanto al poder militar y nuclear.
El tercer escenario, el más interesante, es que posiblemente la llegada de Kim Jong-un sea una era de reformas en Corea del Norte y que esta crisis internacional sirva para confirmar las lealtades al interior del gobierno norcoreano, pensando en fortalecer el apoyo ante eventuales reformas.
Corea del Norte podría entrar en un proceso de reformas parecidas a las chinas, en donde el sistema comunista va a permanecer, definitivamente. La elite en el poder continuará, pero quizá el país experimentará una apertura en cuanto al comercio exterior o en cuanto a su vocación industrial de la nación hacia el exterior.
Para Estados Unidos los efectos del conflicto entre las dos Coreas es nulo porque todavía no ha pasado nada. A pesar de que está declarado el estado de guerra esta no ha estallado y es difícil pensar en que lo hará. De ocurrir, de acuerdo a la experiencia histórica, México se sumaría a la alianza occidental liderada por Estados Unidos.
Guadalajara, Jal., 16 de abril de 2013
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Internet
Edición de noticias en la web: Lupita Cárdenas Cuevas