El extraordinario Bosque Mesófilo de Montaña de Talpa de Allende, Jalisco, mejor conocido como Bosque de Maple, con alta riqueza florística y elevado endemismo (especies únicas), en las que destaca la proliferación del árbol de maple (Acer skutchii), descubierto por primera vez en Jalisco por investigadores de la Universidad de Guadalajara, en marzo de 1991, podría convertirse en área natural protegida para el país, gracias a la acción conjunta del gobierno municipal, estatal y de la Universidad de Guadalajara.
Acompañado por un grupo de investigadores de la Universidad de Guadalajara; el presidente municipal de Talpa de Allende, Gildardo Sánchez González; el diputado local, Jorge Alberto Villanueva, así como otros funcionares locales, el Rector general de la máxima casa de estudios de Jalisco, Carlos Briseño Torres, señaló que buscarán por todos los medios posibles que este bosque, que cuenta con un perímetro total de 56 mil hectáreas, sea protegido para beneficio de la humanidad y pueda servir como laboratorio científico.
“La pretensión es, como lo hemos hecho en la sierra de Manantlán, con el laboratorio científico Las Joyas, crear un laboratorio natural en un esquema acordado con el gobierno del estado de Jalisco. Debemos proteger la gran información que está aquí disponible para nuestros científicos, y que no podemos despreciar. Es más lo que desconocemos que lo que conocemos de este bosque. Por eso quise venir a este sitio, para entre todos detonar una gran conciencia que sirva para proteger nuestro Bosque de Maple”.
Agregó que es prioritario para la todos los seres humanos conservar la biodiversidad y mejorar la calidad del ambiente. “Tenemos estas áreas para conservarlas y estudiarlas, pero también que puedan servir de educación ambiental para que vengan los niños, los jóvenes; que ellos conozcan esto, que aprendan a entender y a cuidar la naturaleza, con lo cual contribuiremos a que la especie humana se mantenga con armonía en la faz de la Tierra”.
Briseño Torres destacó la labor que han venido realizando los investigadores universitarios, al estudiar, analizar e identificar sus principales características, ya que “este es un magnífico laboratorio viviente que debemos cuidar y conservar. Así que vamos a hacer las gestiones necesarias desde el Congreso del Estado, el gobierno de Jalisco y la Universidad de Guadalajara, para presentarnos ante las autoridades federales, y podamos declararlo como área natural protegida, en una reserva de la biosfera”.
El profesor investigador del Departamento de Ecología y Sistemática Vegetal, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarios (CUCBA), de la UdeG, José Antonio Vázquez García, y uno de los descubridores de el árbol de maple en la zona, explicó que el término de bosque mesófilo de montaña equivale a lo que algunos llaman bosque nublado, selva nublada o bosque de niebla, cuya elevada humedad atmosférica en gran parte del año y la mezcla de elementos florísticos holárticos (procedentes del hemisferio norte) y neotropicales (procedentes de Sudamérica) contribuyen a su elevada diversidad. “Este tipo de bosque mesófilo de montaña es el que mayor riqueza florística proporciona al país, a pesar que solo ocupa dos por ciento del territorio nacional”.
Mencionó que entre las características de este tipo de vegetación destacan la diversidad alta de epífitas y helechos. Las orquídeas tienden a ser numerosas y árboles como los de los géneros Carpinus (mora blanca), Ostrya (mora roja), Alnus (aile), Magnolia (magnolia), Quercus (encino o roble), Juglans (nogal), Tilia (cirimbo), Cornus (azulillo) y Acer Skutchii Rehder (arce o maple), éste último considerado como una subespecie de maple o arce azucarero (Acer saccharum) fuente de la miel o jarabe de maple, tan popular en el oriente de Canadá y Estados Unidos.
“La zona núcleo que buscamos proteger comprende una extensión de seis mil 759 hectáreas, con un perímetro a su alrededor de amortiguamiento de 49 mil hectáreas. Es importante que también sea protegida esta zona, ya que de talarse esa área cambiaría las condiciones de microclima requeridos para conservar la biodiversidad del bosque, en especial del árbol de maple. La Secretaría de Desarrollo Urbano, como compensación ambiental por la construcción de la carretera, está dispuesta a cedernos por lo pronto 150 hectáreas. Si apresuramos el paso, a fin de año podríamos tener la declaratoria lista, solo para ser presentada ante las instancias federales”.
Sánchez González señaló que con la labor de vigilancia que han realizado han impedido la tala que algunos pequeños propietarios habían comenzado en algunas zonas. “Hemos avanzado mucho. Llevamos 12 años trabajando con ellos y haciéndoles ver la importancia de este bosque. Para que sea declarado zona protegida es importante su participación, porque tienen el derecho ancestral de la zona. Por fortuna han entendido el mensaje y están dispuestos a colaborar”.
Guadalajara, Jal., 12 de julio de 2008
Texto: Juan Carrillo Armenta
Fotografía: Sergio G. Morales
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas