Una “educación desastrosa”, con salarios bajísimos para los profesores “en el que gana más un plomero por hora que un académico”, con la obligación de rendir cuentas en el que “siempre nos ponen a las universidades ‘bajo sospecha’”, una orientación más propia para “el mercado, que para lo social” y “en riesgo la autonomía universitaria”, fueron parte de la radiografía que el vicerrector ejecutivo de la Universidad de Guadalajara, Miguel Ángel Navarro Navarro, señaló al dictar su conferencia en el XII Encuentro Nacional y XI Internacional de investigación educativa: Educación superior y posgrado. Retos y tendencias actuales, en el marco de la XXII Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
Navarro Navarro comenzó su intervención al comentar que para entender lo que es hoy la educación superior en México, y para saber a dónde queremos que vaya, hay que analizar lo que sucedió en el país con “la matanza de los estudiantes en Tlatelolco, en 1968, que fue cuando comenzó la diversificación de los estudiantes, y en las que habría que desalentarlos, sobre todo el área de las humanidades, y llevar a los alumnos a estudiar otras cosas. Incluso la autonomía de algunas universidades públicas, como la UdeG, se encuentra en un litigio jurídico, en la que la Suprema Corte de Justicia de la Nación las está evaluando, y a ver si esto no nos lleva a un caos nacional”.
“Es obvio que hemos pasado de la dirección política orientada a lo social por el mercado. Hemos pasado a ajustarnos más a las reformas neoliberales, que buscar un bien público, con un producto que puede cotizarse en el mercado bajo la oferta y la demanda, con una cultura y lenguaje gerencial: calidad, competencia, eficacia, acreditación. El crecimiento de la educación pública de los años 80-81 a 2007 ha sido de 191 por ciento, mientras que la privada ha crecido más del 400 por ciento en ese mismo periodo”.
Agregó que la evaluación y rendición de cuentas que el Estado exige a las universidades, “siempre nos deja bajo sospecha, como si fuéramos a malversar los recursos. Pareciera que no sólo se trata de tener claras las cuentas, sino de exhibirnos ante la sociedad, a diferencia del ejército y el aparato judicial, que les destinan mucho más recursos que a nosotros y a ellos nunca les piden cuentas. Tenemos un montón de comisiones, de pares, de evaluación, lo que nos obliga a tener un formato rígido, con tiempos ajustados, y nunca tener una vida académica propia y con nuestros propios tiempos. Hay un centralismo exasperante, a la que todas las universidades tienen que ajustarse”.
Navarro Navarro explicó que en materia de educación en nuestro país “salimos reprobado en todo. Seguimos mal en números”. Y se preguntó: “¿En qué andamos bien? En nada. No hay una política de educación. Hay una baja inversión por alumno. Los niveles de los jóvenes son muy bajos. Esto es terrible, porque el acceso social a la educación superior está muy limitado. La inversión en ciencia y tecnología es sumamente pequeña, ridícula. Un profesor universitario gana 60 pesos la hora, y un plomero que trabaja una hora en mi casa, no me cobra menos de 300 pesos. No hay apoyo financiero para quien se dedique a la academia y pueda vivir civilizadamente”.
Explicó que a las universidades se les criminaliza, porque no admiten a todos los aspirantes que desean ingresar a estudiar una licenciatura, pero olvidan que quienes desean ingresar a las aulas, “son sólo una pequeña parte de los que lograron sobrevivir en los niveles inferiores, y nos olvidamos que nuestras instituciones son la cúspide. Hay una falta total de apoyo por parte del Estado. Si quieren que sigamos trabajando, que el Estado nos proporcione los recursos necesarios. Es su obligación, y nos lo quieren escamotear. No es posible que den más dinero para comprar armas, o destinen más recursos para cárceles, jueces, que a la educación. Pienso en una enseñanza que recibí hace muchos años y que me impactó: que no haya niños sin educación y si es necesario mejor que el ejército venda pasteles si quiere costearse sus armas”.
En el evento también participaron la vicerrectora de la Universidad de Alcalá de Henares, España, María Josefa Toro, y el rector de la Universidad de Turín, Ezio Pelizetti, quienes destacaron los esfuerzos que hacen en sus países respectivos con respecto a los retos que les plantea la educación al futuro, sobre todo porque la Unión Europea desea que antes de 2010 todas las universidades en Europa estén homologadas y haya un aumento de movilidad académica de estudiantes, profesores y personal administrativo.
Guadalajara, Jal., 3 de diciembre de 2008
Texto: Juan Carrillo Armenta
Fotografía: Adriana González
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas