Programas de salud reproductiva deben incluir a la familia de los adolescentes

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Poco apoyo emocional podría derivar en embarazos a temprana edad

Las políticas de salud reproductiva y de educación sexual en México deberían incluir a la familia de los adolescentes y jóvenes, pues es necesario reestructurar también la dinámica de relación y no sólo proveer a los chicos de información, asegura la doctora en Terapia Familiar Columba Sánchez.
La académica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud señaló que el incremento en el número de embarazados en adolescentes continúa a pesar de que los programas sanitarios enfocados a la educación funcionan y de que este tipo de conocimientos son ampliamente difundidos no sólo en escuelas secundarias sino en preparatoria y universidades.
Sánchez realizó una investigación entre 50 familias para indagar las causas de que las jóvenes queden embarazadas a muy temprana edad. En ella encontró que, más allá de las efectividad de las estrategias de salud pública, este problema creciente en el país está relacionado con la poca comunicación y distancia afectiva entre los miembros de la familia.
“No hay una razón única. Los programas de educación sexual están funcionando pero tendrían que involucrar también a la familia. En muchos núcleos familiares, hay relaciones conflictivas entre madres e hijas, no hay comunicación y el único soporte de las chicas son, muchas veces, sus mismos hermanos”, consideró.
Durante el trabajo con las familias que formaron parte del estudio, la doctora en Psicología constató que en la mayoría de los casos de chicas con embarazos antes de los 20 años, la mamá o la abuela vivieron casos similares. Y es sobre todo en las familias disfuncionales en donde tiende a repetirse este patrón.
“El embarazo se convierte en una forma de amar, de relacionarse con la familia. En cierta forma cumple una función histórica para cubrir las carencias emocionales y afectivas que se tenían”, dijo Columba Sánchez.
Si bien la noticia de un embarazo adolescente modifica la vida de toda la familia, hay una capacidad de adaptación natural, lo que provoca que se vean con mucha naturalidad.
“Después de una relación conflictiva entre madres e hijas, viene un periodo de comprensión y apoyo por parte de los padres. La mamá ayuda a su hija, la guía, la modela, la ayuda a salir adelante porque ella ya pasó por eso”, señaló.
La universitaria afirmó que debería trabajarse el aspecto afectivo de las familias, pues en un hogar donde no existe comunicación los hijos crecerán sin ningún tipo de apoyo emocional que les permita identificar conductas riesgosas como lo es un embarazo a temprana edad, que puede traer consecuencias para la madre y el nuevo ser.
Guadalajara, Jal., 4 de febrero del 2011.
Texto: Mariana González
Fotografía: Internet
Edición de noticias: Lupita Cárdenas Cuevas