El rector del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur), Enrique Solórzano Carrillo, teme que los grupos que fueron beneficiados por la resolución del juzgado de Autlán, a quienes les otorgó el predio Las Joyas, en la sierra de Manantlán, y que fue concesionado el año pasado por parte del gobierno del estado a 99 años a la Universidad de Guadalajara, y que ya lleva 25 años trabajando en el lugar, invadan el sitio donde tienen sus laboratorios y donde en la actualidad trabajan por lo menos una veintena de investigadores.
“Lo que hemos venido solicitando al secretario general de gobierno de Jalisco, Fernando Guzmán Pérez Peláez, son garantías físicas de nuestros investigadores y de los bienes que tiene la Universidad en el predio de Las Joyas, como son el resguardo de los laboratorios, sus equipos, las instalaciones del albergue, los alimentos y el almacén. Eso sí nos tiene preocupados: la integridad física de la gente”.
Añadió que han advertido en el grupo de más de 20 que fueron beneficiados por el juzgado en Autlán, “un poquito de desesperación, y tal vez eso los puede llevar a hacer una invasión. De hecho, ellos lo plantearon directamente a la rectoría del CUCSur, ya que querían hacer un usufructo de los bienes que ahí están, desconociendo que esto es una zona núcleo y que el aprovechamiento del sitio está además regulado por las normas federales emitidas como áreas naturales protegidas”.
“La zona núcleo no puede tocarse, porque no puede ser para provecho de nadie. Pero ellos desconocen eso, y ya querían instalarse ahí. A este grupo los mueve la ambición, la codicia. Ellos saben bien que éste es un proceso viciado. Es decisión del juez otorgar esas tres mil hectáreas, que 900 son de Las Joyas, mil y tantas del ejido y otras mil a otro particular. Puede incluso propiciar inestabilidad social en el ejido de Ahuacapán, porque contrapone particulares contra ejidatarios, que es también otra situación que nos preocupa”.
Agrega que la UdeG ya ha interpuesto dos recursos: un interdicto, que tiene el fin de salvaguardar la posesión, y también una querella de carácter penal en contra de la actuación del juez y de las otras personas que están integrando este juzgado, porque no notificaron a la Universidad ni a los otros propietarios sobre este procedimiento. Es decir, “violentaron sentencias que ya estaban por encima de lo que ellos resolvieron”.
“Nosotros solicitamos y pusimos en alerta al secretario general del gobierno, al procurador y al secretario de seguridad pública, para que cuiden ese lugar, así como a nuestros investigadores, estudiantes y empleados. Queremos que esta actividad de carácter científico esté bien garantizada.
Solórzano Carrillo agrega que actuarán junto con el gobierno del estado en la interposición de un amparo. “Yo creo que lo haremos la próxima semana. Solicitaremos la anulación de todas las acciones realizadas por este juzgado, por considerar que no se apegaron a procedimientos debidamente establecidos”.
La Sierra de Manantlán se dio a conocer internacionalmente en 1977 con el descubrimiento del maíz perenne (Zea diploperennis), después de este suceso la Universidad de Guadalajara continuó su labor realizando diversas investigaciones sobre la riqueza biológica de la zona, las cuales atrajeron la atención nacional e internacional, como área prioritaria para la conservación de recursos genéticos silvestres.
Posteriormente, se estableció en 1984 la Estación Científica Las Joyas por el Gobierno del Estado de Jalisco, y la creación en 1985 del Instituto Manantlán de Ecología y Conservación de la Biodiversidad (entonces llamado Laboratorio Natural Las Joyas) por la Universidad de Guadalajara, el cual dio inicio a un proceso de investigación y vinculación social que culminó en la creación de la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán.
Actualmente se continúa con 14 líneas de investigación además de programas de educación ambiental.
Guadalajara, Jal., 23 de enero de 2009
Texto: Juan Carrillo Armenta
Fotografía: Abel Hernández
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas