José Doroteo Arango Arámbula es posiblemente el personaje de la historia mexicana cuya memoria está envuelta en un halo de mito; de entrada porque su seudónimo, Francisco Villa o Pancho Villa, quedó grabado para la posteridad y porque las películas y la historia oficial lo han mostrado como un bandido, mujeriego y hasta alcohólico.
Para reflexionar sobre este caudillo de la Revolución Mexicana, el Centro Universitario del Norte (CUNorte) de la UdeG organizó el encuentro “A 100 años del mito: Pancho Villa”, como parte de FIL Pensamiento.
Este domingo, durante la segunda jornada de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2023, tres historiadores participaron en la mesa “De bandido a héroe. Pancho Villa, el caudillo mexicano de claroscuros”, en el Salón México II del Hotel Barceló Guadalajara.
Paco Ignacio Taibo II expresó que este año, declarado como el de Francisco Villa por parte del Gobierno de México, se han levantado “las pasiones más potentes y odios más profundos” contra dicho personaje por parte de editorialistas que han dedicado decenas de columnas en medios de comunicación.
“De repente, los historiadores conservadores decidieron que odian a Villa, lo llaman asesino, misógino, virulento, terrible. La intelectualidad ha traído al presente a Pancho Villa para señalar su lado oscuro. Quienes nos hemos dedicado a su estudio sabemos que no se pueden evadir los momentos en los que echó mano de su pistola”, dijo.
“Tampoco la historia de su poligamia, que es pública, y es conocido que se casó 22 veces, pero que fue un hombre entrañablemente protector de sus hijos. Hay que leerlo en contexto, pues estaba ligado a la vida bandolera y asaltante de caminos”, explicó.
Resaltó que la violencia de la Revolución Mexicana no es discutible, y que para abordar a los personajes históricos hay que hacerlo desde una mirada hipercrítica.
El historiador Robert Curley refirió un momento histórico ocurrido en 1915 cuando Villa y sus hombres llegaron a la Laguna de Sayula para enfrentarse al ejército carrancista de Manuel M. Diéguez. Desde el poblado de Usmajac, Sayula, el soldado Amado Aguirre vio con su catalejo cómo en la madrugada llegaron los villistas, una cortina gigante de humo que se iba levantando los evidenció.
Después de varios repliegues, Villa terminó derrotando al ejército “de una forma menos cortés”.
Con esto, el historiador aseguró que “Pancho Villa no existe porque siempre lo conocemos a través de las caracterizaciones de otros, a través de un mundo de caracterización que sobredetermina al personaje: el caudillo, el bandido, el gran hombre”.
La historiadora Georgette Emilia José Valenzuela mencionó que Villa “tiene esa parte de bandolero, asesino, mujeriego, asaltante, de hacerse de dinero a base de pistola”.
Ese imaginario incluso llevó a que fuera hasta la década de 1960, en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, que este caudillo fuera reconocido con letras de oro en el muro del Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Pero de hecho, fue hasta octubre de 2023 que el Senado develó en el muro de honor del salón de sesiones en letras de oro el nombre del llamado Centauro del Norte.
“Yo no puedo negar el carácter de caudillo de Emiliano Zapata, Álvaro Obregón y Francisco Villa. Ellos fueron caudillos que cumplieron requisitos teóricos, sólo éstos tres, ni siquiera lo fueron Lázaro Cárdenas ni Plutarco Elias Calles”, agregó José Valenzuela.
“Villa fue uno de los pocos que desdeñó el poder, que pudo poseerlo, despreciarlo e ignorarlo. Fue poderoso como líder revolucionario, como conductor de masas y como guerrero; pero también débil como político y demagogo, fue ingenuo e improvisado”, hizo hincapié.
El Rector del CUNorte, maestro Uriel Nuño Gutiérrez, resaltó que este encuentro permite la reflexión de la naturaleza dual de Pancho Villa, “uno de los imprescindibles de la historia y clave para entender la configuración política del México moderno”.
Atentamente
“Piensa y Trabaja”
“2023, Año del fomento a la formación integral con una Red de Centros y Sistemas Multitemáticos”
Guadalajara, Jalisco, 26 de noviembre de 2023
Texto: Iván Serrano Jauregui
Fotografía: Fernanda Velazquez