Movimiento estudiantil no pasó desapercibido en la UdeG en 1968

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Injusto decir que esta Casa de Estudio se mantuvo al margen: investigadora Guadalupe Moreno González

El Movimiento de 1968 fue un suceso reordenador de la vida contemporánea del país, y por ello no pasó desapercibido en Jalisco, donde hubo estudiantes y académicos de la Universidad de Guadalajara que lo apoyaron, afirmó la investigadora del  Departamento de Estudios sobre Movimientos Sociales, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), doctora Guadalupe Moreno González.
 
“Nuestra Universidad ha sido un poco castigada por no tener presencia en el movimiento, pero la realidad es que también hubo oposiciones importantes. Los jóvenes deben de ver esta historia que durante un tiempo estuvo relegada y callada”, agregó.
 
Moreno González participó en el coloquio “2 de octubre: de la experiencia al análisis”, organizado por la maestría en Historia del CUCSH. Consideró que en cierto modo ha sido injusto decir que la UdeG se mantuvo al margen del movimiento.
 
“Hubo también expresiones y organizaciones en distintas preparatorias y facultades, con jóvenes que estuvieron apoyando. Por ejemplo, en la ex Facultad de Filosofía y Letras, en la Preparatoria 1, en la Vocacional; aunque con un contexto diferente, con la Federación de Estudiantes de Guadalajara”, afirmó Moreno González.
 
Al inaugurar el coloquio, el Rector del CUCSH, doctor Héctor Raúl Solís Gadea, indicó que el movimiento estudiantil de 1968 fue clave para lograr una transición, todavía inacabada, hacia una democracia liberal con sustento social; y por ello, a 50 años siguen analizándose sus causas y consecuencias.
 
“La sordera oficial mexicana tenía historia, y se hizo presente en las represiones a campesinos, ferrocarrileros, maestros y médicos en las décadas de 1950 y 1960, y que dejaron una estela de presos políticos, asesinatos y deterioro en la legitimidad revolucionaria del sistema. Un diagnóstico parecido, de proclividad al autoritarismo en el régimen, se ausculta al enfrentar elecciones competidas por la Presidencia de la República con las candidaturas de oposición de Juan Andreu Almazán en 1940, y de Miguel Henríquez Guzmán en 1952, o el trato al candidato a la gubernatura de San Luis Potosís, a principios de 1960, doctor Salvador Nava Martínez”, dijo Solís Gadea.
 
El Director de la División de Gestión Empresarial, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas, doctor Adrián de León Arias, trató el tema desde la perspectiva económica, pues el movimiento estudiantil de 1968 se dio en el contexto del agotamiento del “milagro mexicano”.
 
“Ese modelo estuvo rezagándose en algunos aspectos sociales, y hacia mitad de los años 60 mostró signos de agotamiento, ya no se incorporaban con los mismos salarios los profesionistas; había desempleo, una situación muy deteriorada en las ciudades y sectores marginales; eso vislumbraba que el modelo requería cambios”, recalcó.
 
“En ese sentido, el 68 puede ubicarse como una respuesta –explicó–, fenómeno relacionado con el agotamiento de ese modelo que ya se veía que no iba a sostenerse después de los años 70. El modelo trajo una concentración del ingreso, que todavía sigue, pero ante esos síntomas ya había respuestas, huelgas de profesores, de ferrocarrileros. Se iba anunciando el agotamiento del modelo. El 68 es una llamada de atención de que el modelo se estaba agotando”.
 
 
A t e n t a me n t e
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jalisco, 2 de octubre de 2018

 
Texto: Julio Ríos
Fotografía: Adriana González