López-Baralt y Arturo Echavarría en la Cátedra Julio Cortázar

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La fascinación por Oriente

Aunque a José Luis Borges el Oriente le resulta inescrutable, el escritor no puede sustraerse a su fascinación. Escucha tan de cerca al poderoso llamado oriental, que renueva su propia herencia literaria al obligarla a coexistir con la cultura situada más allá de la Aurora y del Ganges, expresó Luce López-Baralt, en su conferencia “Los laberintos islámicos de José Luis Borges”.

Lo anterior dentro de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, en el Paraninfo Enrique Díaz de León. Al evento asistió Miguel Ángel Navarro Navarro, vicerrector ejecutivo de la Máxima Casa de Estudios de Jalisco. La presentación corrió a cargo de Julio Ortega, Consejero de la Cátedra Julio Cortázar.

Luce López-Baralt es autora de A zaga de tu huella: La enseñanza de las lenguas semíticas en Salamanca en tiempos de San Juan de la Cruz y La literatura secreta de los últimos musulmanes de España.

Señaló que el tema de Oriente es difícil de rastrear en Borges. Él lo asocia a la literatura árabe. En su ensayo de Las mil y una noches, Borges pondera sobre el significado del Oriente utilizando una frase de San Agustín en torno al tiempo: “Si no me lo preguntan, lo sé; si me lo preguntan, lo ignoro”.

“Sabemos que Borges llamó a un profesor egipcio para que le diera clases de árabe en su lecho de muerte, en Ginebra. Le tenían que escribir las letras en la palma de la mano. El escritor ya no las podía ver”, dijo López-Baralt.

“El escritor argentino nunca se sirvió de la literatura islámica para efectos de color local, siendo un usador de símbolos por admisión propia, esgrimió motivos islámicos para urdir algunas de sus obras maestras”, continuó.

Para Borges, el frondoso jardín verbal de Las mil y una noches era un símbolo del infinito por su estructura circular.

Arturo Echavarría, autor de Lengua y literatura de Borges y El Arte de la jardinería china en Borges, impartió la conferencia "Borges, Henry James y el mundo europeo”.

En España y América, escritores como San Juan de la Cruz, Santa Teresa y Cervantes, así como Borges, Carlos Fuentes y Julio Cortázar la han ido forjando como lengua de la imaginación y la libertad.

“Esa lengua española en común al estar en contacto con otras lenguas y otras culturas ha ido creando el espacio propicio para que la imaginación se despliegue, crezca y haga posible un nuevo modo de ver y de sentir el mundo”.

Una lengua aislada se convierte en una lengua disminuida y en casos extremos agonizante. “El español se enriqueció por la presencia de las lenguas semíticas en la Península, y luego, en tierra americana al calor de las lenguas indígenas”, expresó.

Guadalajara, Jal., 27 de noviembre de 2010.
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Francisco Quirarte
Edición de noticias: Lupita Cárdenas Cuevas