Libertades individuales y democráticas, legado del Movimiento Estudiantil del 68

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“El Pino”, Salvador Martínez Della Roca, dictó conferencia sobre el primer medio siglo desde los hechos del 2 de octubre

El legado del Movimiento estudiantil del 68, a 50 años de distancia, se refleja en la consecución de derechos democráticos, como el respeto a la diversidad sexual, existencia de medios de comunicación plurales y el respeto al voto; sin embargo, aún hay mucho qué hacer tanto en la agenda de libertades como en materia de desigualdad, pues en México más de la mitad de sus habitantes siguen en pobreza.
 
Lo anterior lo expresó el doctor Salvador Martínez Della Roca, mejor conocido como “El Pino”, político y exlíder de dicho movimento, quien dictó la conferencia “A 50 años del movimiento del 68. Qué ha pasado de 1968 a la fecha en el movimiento estudiantil”, y que se impartió en la Escuela Politécnica Jorge Matute Remus, de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
 
“Nos derrotaron militarmente, no políticamente. Nos derrotaron porque no ganamos ni un sólo punto del pliego petitorio. Los acontecimientos políticos se deben de analizar de dos maneras: uno, como coyuntura y otro, como proceso histórico. En el momento de la coyuntura nos dieron en la madre con el ejército, masacrando a la gente; pero como proceso histórico, el movimiento ha logrado, entre otras cosas, que hoy los jóvenes pueden gozar de libertades que antes no teníamos”, dijo.
 
Añadió que, por ejemplo, la comunidad gay sufría de represión, pues eran asesinados y violados por el simple hecho de su preferencia sexual. Hoy, en contraste, organizan desfiles en la vía pública en los que pueden expresar libremente su orgullo, lo cual celebro.
 
“Son derechos que son conquistas de ustedes, y de otros, son conquistas sociales. Como la libertad de prensa, hoy los niveles de censura existen, pero qué diferencia a 1968. En ese tiempo la prensa desinformaba o distorsionaba la información. Era una cosa terrible orquestada desde el Zócalo”, añadió “El Pino”.
 
Della Roca fue dirigente estudiantil de la UNAM en 1968, estuvo preso un par de años en la Cárcel de Lecumberri. Ha sido diputado en la Ciudad de México en dos periodos y Secretario de Educación de dicha ciudad y en el Estado de Guerrero.
 
En su conferencia relató cómo hubo movimientos sociales previos al de 1968, como el ferrocarilero, el de los médicos o la huelga de la Universidad de San Nicolás de Hidalgo, en Michoacán, en 1966. Además, habló de su enfrentamiento ideológico con los integrantes del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO).
 
Habló también sobre la reciente invasión de porros a la UNAM, y señaló que se debe de investigar a fondo el hecho, quién financia a esos grupos subversivos que pretenden desestabilizar a la institución.
 
Se dijo convencido de que el marxismo sigue estando más vigente que nunca para abatir la desigualdad. Y recordó cómo abrazó las ideas comunistas de la época cuando fue joven.
 
“En mi época sí había que estudiar para ser de izquierda. ¿Y qué se estudiaba? Estudiábamos a Carlos Marx. Por eso, como me dijo una vez el doctor Carlos Sáinz, quien era el Director de la prepa, ‘lo importante no es obtener el doctorado, sino perderlo’. Le pregunté por qué.  Y me respondió: ‘¿Quién dice doctor Carlos Marx? Todos decimos Carlos Marx. ¿Quién dice doctor Max Weber? Nadie. Todos decimos Weber. ¿Quién dice doctor Freud? Todos decimos Freud. Entonces, mientras te sigan diciendo doctor es que lo pendejo no se te ha quitado’”, dijo fiel a su estilo campechano, arrancando carcajadas de los presentes.
 
 
A t e n t a me n t e
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jalisco, 28
de septiembre de 2018
 
Texto: Julio Ríos
Fotografía: Fernanda Velázquez