La historia de una niña de 14 años, que un día conoció el escritor Gustavo Bolívar en un set de televisión, que buscaba trabajar ahí, no por vocación artística, sino para pagar la operación y aumentarse el tamaño de los senos, inspiró la novela Sin tetas no hay paraíso, llevada luego a la televisión con gran audiencia en el mundo, “no pretende ser una apología al mundo del narcotráfico”, declaró el autor colombiano que esta mañana participó en la mesa: de discusión “De la novela al cine”, dentro del marco del Vigésimo Sexto Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG26).
Acompañado por la también escritora mexicana Orfa Alarcón, autora de la novela Perra Brava, que también fue llevada al cine con el mismo título, y el escritor mexicano Juan José Rodríguez, autor de la novela Asesinato en una lavandería china, llevada a la pantalla con el título Sangre de familia, Gustavo Bolívar, al igual que los otros escritores, mencionaron que sus libros, ahora proyectadas visualmente por el cine o convertidos en temas de telenovela, no buscan hacer una apología de la violencia o del narcotráfico, temas que están detrás de sus obras, sino “solo escribimos lo que vemos, lo que sucede en la vida cotidiana”.
“Si estuviéramos en la época de la guerra de Vietnam, tal vez escribiríamos sobre eso”, señaló Juan José Rodríguez; “es mejor describir lo que vivimos, lo que está pasando y no decir mentiras como la que ‘vamos ganándole la guerra a los narcotraficantes’, porque decir eso sí sería terrible, agregó Orfa Alarcón. “Mi fin es solo contar lo que está sucediendo y no poner moralejas detrás de cada párrafo. No soy una Iglesia ni una escuela”, remató la escritora regiomontana.
“Tal vez dentro de algunos años, eso esperamos todos, que haya pasado esta etapa del narcotráfico, esta novela y esta telenovela queden como recuerdo, como anécdota, o sea un testimonio más de una época que nos tocó vivir. Y estas obras no son una apología porque no hay nunca al final un narco que termine cuidando a sus nietos. Siempre los narcotraficantes mueren jóvenes. Ese es el precio que pagan por vivir una etapa de sus vidas en total abundancia”, señaló Gustavo Bolívar.
Agregó que el paso de una novela a la pantalla, incluso de televisión y al cine, siempre entraña riesgos de adaptación, sobre todo porque el problema principal “suele ser de dinero. Además de que los productores buscan por lo general contar una historia de amor, y al contarla tal como el público quiere, hay que incluir a los antagonistas. “Es por esa razón que en muchas ocasiones las películas no se parecen a las novelas”, señaló Gustavo Bolívar. “Lo que buscas es fidelidad, pero no una esclavitud con tus personajes”, agregó Orfa Alarcón, “pues son lenguajes diferentes”.
Guadalajara, Jal., 29 de marzo del 2011.
Texto: Juan Carrillo
Fotografía: Adriana González
Edición de noticias: Lupita Cárdenas Cuevas
Las novelas y telenovelas sobre narcotráfico no son una apología a los criminales
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