Las buenas narraciones sobre narcotráfico pueden generar ‘juicios reflexionantes’

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Las narraciones, más que la misma historia, nos permiten tomar conciencia

A condición de que sean de buena calidad, las narraciones, películas, novelas y arte en general en torno al narcotráfico “sirven para generar los llamados ‘juicios reflexionantes’ que nos permiten tomar conciencia de lo bueno y de lo malo, incluso lo que fue y ya no debería de ser más”, señala la doctora en Educación, del Departamento de Filosofía de la Universidad de Guadalajara, Ana Cecilia Valencia Aguirre.
Agrega que novelas como La virgen de los sicarios, de Fernando Vallejo o Sin tetas no hay paraíso, de Gustavo Bolívar, que abordan el mundo de la violencia y el narcotráfico, son importantes porque no tratan de denunciar un hecho, sino “son narraciones que nos permiten construir una historia de lo que estamos viviendo, y eso nos posibilita la oportunidad de construir un mundo mejor”.
“La narración nos da la oportunidad de reconstruirnos. Y en esa medida generamos ‘juicios reflexionantes’. ¿Cómo nos damos cuenta del dolor, de la muerte, del holocausto? Las víctimas no nos lo van a contar, además porque las experiencias límites ponen al individuo en un plano de inefabilidad. Así que valoramos y tomamos más conciencia de los crímenes de lesa humanidad, el fascismo, la represión, los totalitarismos, las guerras, no tanto leyendo los libros de historia sino más por el cine y la literatura”.
En su reflexión Valencia Aguirre señala que la gente que tiene menos educación es la más proclive a meterse al narco. “Y esto es así porque la cultura nos enseña a soñar en un mundo mejor y también porque la verdadera cultura nos enseña a ‘vivir bien’, el llamado ‘buen vivir’, y esa concepción se desdibuja ante la superficialidad del narco que considera que “buen vivir” es tener una camionetota, unas botas vaqueras de lujo, es decir, la llamada cultura kitsch: juntar lo banal, lo corriente, con los diamantes y el oro”, dijo.
“Es un absurdo traer diamantes incrustados en los dientes, una pistola de oro, un cuerno de chivo con incrustaciones de diamantes. Es una idea muy corta de la vida, centrada en lo inmediato, en el aquí y el ahora, y sin ningún proyecto para el futuro. Es la chica que se opera el busto para tener un cuerpo voluptuoso, pero ella no aspira a tener un cuerpo saludable, no es un proyecto a largo plazo, sino solo piensa en lo inmediato”, indicó.
Por eso —añade Valencia Aguirre— esas novelas no son apologéticas ni invitan a los jóvenes a emular esa vida, porque nunca tienen finales felices. “Creo que los jóvenes sí deberían leer esas novelas, que yo las he leído y me parecen buenas, como también películas que abordan el fenómeno de forma interesante. De alguna manera estos escenarios los tiene que desdibujar la educación”, concluyó.
Guadalajara, Jal., 26 de abril de 2011
Texto: Juan Carrillo
Fotografía: Internet
Edición de noticias: Lupita Cárdenas Cuevas.