La insuficiencia alimentaria, relacionada con enfermedades infecciosas y crónicas

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México, uno de los países con mayor incidencia. La deficiencia de nutrientes derivada de la injusticia social incide directamente en la mortalidad infantil

México tiene un fuerte problema de Inseguridad Alimentaria (IA), pues 8.2 millones de hogares (lo que representa el 28.2), tienen un nivel moderado o severo de este problema que se relaciona directamente con el deterioro de la salud y la aparición de enfermedades, explicó el  doctor Rafael Pérez-Escamilla, durante la conferencia magistral inaugural “Inseguridad alimentaria y riesgo de enfermedades infecciosas”, en el marco del XVIII Congreso Internacional Avances en Medicina, organizado por el Hospital Civil de Guadalajara.
 
Pérez-Escamilla, director de la Oficina de Prácticas de Salud Pública y profesor de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Yale, dijo que la IA en el hogar se asocia con enfermedades crónicas como la diabetes tipo II, peor también con infecciosas.
 
Explicó que si bien Jalisco es de los estados de menor prevalencia, de todos modos está por encima del 15 por ciento, y es que ningún estado se escapa de este problema que se asocia  al consumo excesivo de alimentos baratos, altos en calorías y bajos en nutrientes.
 
“Es un problema de injusticia social que se asocia con la pobreza. Hay relación entre ambos. En México las zonas rurales e indígenas tienen altos niveles de injusticia social. Todo esto nos preocupa porque la pobreza tiene relación con la IA y con la mala salud, la evidencia es cada vez más clara porque tiene un impacto consistente entre riesgos de depresión en madres, problemas psicoemocionales y pobre desarrollo social y académico de los niños”, detalló.
 
Para demostrar a los presentes muestras de los efectos catastróficos de la IA, debido a que lo órganos no obtienen la cantidad óptima de nutrientes, Pérez-Escamilla mostró impactantes fotografías, particularmente la de un niño de Indonesia de dos años  de edad, cuya córnea estaba a punto de quebrarse por deficiencia severa de vitamina A.
 
“Sabemos después de décadas de investigación —y miles de estudios— que hay evidencia contundente de que la desnutrición aumenta el riesgo de mortalidad y morbilidad de niñas y niños”, apuntó el especialista.
 
Detalló los cinco métodos para medir la inseguridad alimentaria: Hojas de balance que miden la estimación de calorías per cápita, encuestas de ingresos y gastos en el hogar costosas y con errores de medición,  encuestas de consumo, frecuencia de alimentos que detectan patrones y calidad de la dieta, antropometría para medir peso y talla, y estimaciones de las prevalencias de desnutrición crónica y aguda.
 
Sin embargo, dijo que la que mejor le ha funcionado es el método de experiencia de IA en el hogar a través de entrevistas sobre acceso a alimentos, pues es rápida y de bajo costo.
 
Añadió que la escala latinoamericana y caribeña de seguridad alimentaria es el instrumento que se adoptó en varios países de la región, entre ellos México. Y con esta herramienta, realizó varios estudios, uno de ellos en Haití, la nación más pobre en el hemisferio occidental donde la expectativa de vida es de 61 años, de los cales nada más se tiene una etapa saludable  de 44 años.
 
En ese país, a diferencia de  México no hay obesidad. Y de acuerdo a los resultados del análisis, la IA severa aumentó en seis veces el riesgo de tener paludismo, una de las causas de muerte más importante de los niños en países pobres. Esta investigación se publicó en el Journal of Nutrition.
 
 
A T E N T A M E N T E
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jal.,
 26 de febrero 2016
 
Texto: Julio Ríos
Fotografía: Jorge Alberto Mendoza