El culto a los santos promovidos por la Iglesia católica no es suficiente en tiempos de crisis económica y social como la que vive México, por ello es que la población recurre a la práctica de otras religiones y a la adoración de figuras como Malverde o la Santa Muerte.
La oración a estos santos ajenos a la iglesia católica se ha vuelto una práctica común entre los mexicanos, sobre todo mediante las nuevas tecnologías, de manera que en los últimos dos años “hubo un aumento considerable de connacionales que consultan páginas relacionadas con nuevas religiones”, asegura el académico de la Universidad de Guadalajara, Héctor Camilo Sánchez Beltrán.
Sánchez Beltrán, investigador del Departamento de Clínicas de Salud Mental del CUCS mencionó que en tiempos de crisis personal y colectiva la gente tiende a refugiarse en la religión para buscar ayuda, sin embargo, para ellos ya no es suficiente rezar a los santos de su devoción, ya no se sienten seguros ni protegidos, por ello es que buscan otras figuras que les aseguren esa protección. La misma iglesia católica acepta que ha perdido adeptos, incluso unos hablan de que ahora ya sólo 70 por ciento de la gente en el país practica el catolicismo
En el marco lógico de los católicos y cristianos, Jesucristo es el único que tiene poderes sobrehumanos y la capacidad de hacer milagros y ayudar a la gente, pero las ciberreligiones amplían estos marcos, pues sustituyen la práctica tradicional y ofrecen a la gente figuras que les pueden brindar la protección que necesitan y maneras de desahogar sus temores, señala Rodolfo Morán Quiroz, investigador del Departamento de Estudios de Cultura Regional del CUCSH.
La Santa Muerte se convirtió en una figura popular entre los sectores más desprotegidos o donde hay una pauperización del entorno económico. El culto comenzó en Tepito, donde la mayoría de la población trabaja al margen de la ley en piratería o venta de drogas, pero su adoración se extendió entre las pandillas y la gente más joven, según explicaron en rueda de prensa, los universitarios.
“Se le atribuyen favores a los desprotegidos, por eso es cada vez más frecuente que veamos altares para ella en cocheras o en las habitaciones de las casas. Incluso muchos jóvenes, sobre todo los que andan en pandillas callejeras, traen tatuado en el cuerpo una de estas imágenes. Los migrantes también han optado por encomendarse a este nuevo santo porque creen que les dará protección al momento de cruzar la frontera”, afirma Sánchez Beltrán.
Los académicos advierten que de las más de 30 páginas en Internet que promueven otras prácticas religiosas, el culto a la Santa Muerte o Malverde han sido diseñadas con foros de discusión, blogs y otras herramientas para que quienes las consultan vayan metiéndose cada vez más en esta práctica, al punto en el que les piden sus datos personales y los convencen de poner altares en sus casas.
Quienes controlan estas páginas saben cómo acercarse. Les hablan en su mismo lenguaje, se preocupan por sus problemas y puede ser que hasta les ofrezcan dinero. Saben que a esa edad, los chavos tienen conflictos de personalidad y se aprovechan de esa condición. El problema no es que crean en ello, sino que a partir de su creencia les convencen para que crucen la frontera, por ejemplo, con la idea de que no les pasará nada porque la Santa Muerte los protege, explica Sánchez Beltrán.
El investigador lleva a cabo un estudio en el que analiza estas páginas y las prácticas religiosas que derivan de ellas, cuyos resultados estarán listos en unos meses.
Guadalajara, Jal., 22 de julio de 2009
Texto: Mariana González
Fotografía: Abel Hernández
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas