


La relación del periodista Jon Lee Anderson con África está plasmada en La herencia colonial y otras maldiciones. Crónicas de África, publicado por Sexto Piso, que se presentó dentro del VIII Encuentro Internacional de Periodistas, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).
El libro está conformado por diez crónicas de los últimos quince años donde el autor narra sus experiencias de los lugares donde ha ido y se le ha antojado conocer, guerras que le han tocado cubrir porque él ha querido, personajes que le han interesado... “Es una estampa bastante sui generis”.
“Yo he tenido una relación especial con África. No es la de un blanco condescendiente. Yo siempre he pensado que ese continente me tiene mucho qué enseñar. Siempre es pura narrativa. Como narrador, como periodista las crónicas se escriben desde el momento que llega uno al aeropuerto. Está lleno de una vida que no encuentro en otra parte”, dijo. África es un continente que abarca distintos países, razas, etnias, sectas, lenguas.
“Yo tenía un afán de compartir con mis lectores y colegas latinoamericanos mis historias de África porque siempre ha sido mi gran amor. Soy más conocido por lo que escribo de América Latina o quizás mis crónicas de la guerra del Medio Oriente, pero siempre mi pasión ha sido por el Continente Africano”.
Cuando tenía 13 años Jon Lee Anderson vivió en África. Nacido en el seno de una familia diplomática, este periodista se crio en muchos países de Asia, sobre todo. Volvió a Estados Unidos, no le gustó y escapó de su casa muchas veces.
“Yo era un niño que salía de casa para irme a vivir a la montaña. Mis padres no sabían qué hacer conmigo porque yo quería vivir las aventuras que eran temas de mis lecturas y no reconocía los límites normales de un chico de su edad. Mis padres se volvían locos conmigo. No sabían qué hacer”.
Jon Lee tenía un tío, hermano de su madre, de profesión geólogo que vivía en ese momento en Liberia, donde gobernaba una dictadura benevolente. Le preguntaron si quería vivir un año con su tío. Él aceptó. “No quería volver, por cierto. Me iba una y otra vez al monte, tierra adentro. Una tribu me adoptó como miembro”.
La relación del autor con África es larga, accidentada y con grandes trozos de tiempo en que no ha vuelto. “Me costó 15 años en volver a África y a partir de ahí he ido más seguido”.
En el libro el lector puede encontrarse personajes bizarros, personajes que parecen de novelas, dictadores grotescos. Parecen de realismo mágico, pero son reales y el autor tuvo que convivir con ellos, comentó el escritor Francisco Goldman.
Guadalajara, Jal., 1 de diciembre de 2012
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Adriana González
Edición de noticias en la web: Lupita Cárdenas Cuevas