Imprecisiones en Ley de Bioseguridad afectarían variedades de maíz

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Organizan foro sobre Transgénicos, el 20 de septiembre, en el Museo de Arqueología de Occidente

 
Hace falta monitorear los productos agrícolas transgénicos para conocer qué tan dañinos o inocuos pueden ser para el medio ambiente y para la salud humana; por desgracia, no hay este tipo de estudios, afirmó el doctor Salvador Mena Munguía, rector del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA).
 
El académico participará en el foro “Transgénicos, los motivos de la oposición”, que tendrá lugar el viernes 20 de septiembre, a las 12:00 horas, en el Museo de Arqueología organizado por la Coordinación de Vinculación y Servicio Social de la Universidad de Guadalajara.
 
Es necesario apoyar la investigación, tal como lo marca el apartado sexto de la ley de Bioseguridad; específicamente, a las instituciones de educación superior y los institutos de investigación que tienen equipamiento para dar seguimiento a esos productos y conocer las evidencias en pro y en contra de los transgénicos.
 
La Ley de Bioseguridad establece que serán respetados los centros de origen y diversidad de los cultivos. En el caso del maíz, el centro de origen y diversidad es prácticamente toda la República Mexicana. Dichos centros serán definidos por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa). De hecho, hay un acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación, en el que se señalan las áreas que deben proteger al maíz como Baja California Norte, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa, Tamaulipas y Nuevo León, explicó el académico
 
En Oaxaca, por ejemplo, hay numerosas variedades de maíz, pero no es un área protegida en ese sentido. “Desde ahí hay imprecisiones o malas aplicaciones de esta ley, que se supone debería de proteger a la sociedad y sus recursos”.
 
Los productos transgénicos son materiales a los que se les inserta un gen extraño que no pertenece a la especie, por lo que modifican su comportamiento genético. Hay posibilidad de que el traslado de genes sea del reino animal al vegetal. Una de las formas de obtener maíz  transgénico es a través de la introducción de genes para que produzca una toxina del Bacillus thuringiensis (una bacteria), que le sirva de defensa contra las plagas. La planta lleva veneno incluido para los insectos, pero no distingue si éstos son útiles o destructivos.
 
Otra incrustación transgénica da como resultado la resistencia a todo tipo de herbicidas, que provoca que el maíz sólo necesite una aplicación de herbicida para protegerse. “El peligro es que transfiera esas secuencias genéticas a los maíces silvestres emparentados; entonces, se convertirán en súper malezas difíciles de combatir”.
 
“En términos formales no hay transgénicos en México. No los consumimos, pero el país hace importaciones de maíz. Mucho de este grano proviene de Estados Unidos y es probable que venga algo mezclado de transgénicos. No hay evidencias, por lo que es muy importante que  se detecten a través del monitoreo”.
 
En el foro participarán, además, el doctor Víctor Toledo, investigador del Centro de Investigaciones en Ecosistemas UNAM Morelia, con la conferencia “La agroecología y los desafíos del futuro”; el doctor Jaime Morales, asesor técnico del Movimiento Agrotecnológico Latinoamericano y profesor del ITESO, con la conferencia “Agroecología y sustentabilidad: alternativas para la producción de alimentos” y el doctor Antonio Turrent, investigador nacional emérito del Sistema Nacional de Investigadores, con la ponencia “Crítica del maíz transgénico  para México desde la agronomía”. La entrada es libre.
 

A T E N T A M E N T E

“Piensa y Trabaja"

Guadalajara, Jal., 13 de septiembre de 2013

 

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Texto y edición de nota para web: Martha Eva Loera

Fotografía: web