Como una nueva aportación de las neurociencias a la educación, en la que es posible estrechar aún más la brecha entre los educadores y los científicos, es para el secretario académico del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), Carlos Pelayo Ortiz, el aporte más relevante del libro Una teoría neurocientífica del aprendizaje en ciencias, que este martes presentó en el auditorio Enrique Díaz de León, de dicho centro universitario, y que fue escrito por el investigador universitario, Antonio Lara Barragán.
El texto, que al autor le llevó seis años realizar, y que forma parte de un reporte de una investigación en el CUCEI, titulada: Valoración del aprendizaje, consta de siete capítulos. El primero resume los diversos conceptos del aprendizaje: los tipos de aprendizaje, la teoría de las inteligencias múltiples y el paradigma de aprender para la vida.
En el segundo capítulo revisa la teoría del desarrollo intelectual de Piaget, el método constructivista, el conductismo y la relación entre este último y el constructivismo, que son la base del esquema educativo analizado en el libro. En el capitulo tres, resume los conocimientos actuales sobre el cerebro y su funcionamiento, mientras en el capítulo cuatro, con base en estos conocimientos, describe el proceso del aprendizaje.
“Es en este capítulo en el que se analiza el principal proceso de aprendizaje en la membrana celular: la potenciación de larga duración. Aspectos como la memoria, las emociones y algunas recomendaciones generales para conservar la salud del cerebro forman parte también de este capítulo. También reúne algunos de los neuromitos, como la creencia de la especialización de los hemisferios cerebrales y el llamado mito de los tres primeros años de vida”, señaló Lara Barragán.
Agregó que la segunda parte del reporte contiene el desarrollo de la teoría del aprendizaje que explica los logros de la metodología de enseñanza diseñada para el aprendizaje de la física. El capítulo seis describe tal metodología, denominada Valoración del aprendizaje, y el capítulo siete contiene la teoría del aprendizaje, que contiene también la meta final del proyecto.
Lara Barragán agregó que las aplicaciones de la investigación sobre el cerebro comienzan apenas a dilucidase en el campo de la educación, quizás por dos razones: una es la falta de comunicación entre los investigadores del cerebro y los educadores; y la otra es que durante poco más de 30 años los educadores y los “científicos” del aprendizaje han sustentado sus prácticas en intuiciones y creencias y en la sabiduría popular sobre el funcionamiento cerebral. ¿Dónde termina la ciencia y comienza la especulación? Este libro se propone dilucidar este cuestionamiento.
Guadalajara, Jal., 3 de febrero de 2009
Texto: Juan Carrillo Armenta
Fotografía: Abel Hernández
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas