Figura del vampiro exalta la imaginación de escritores en Guadalajara

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Algunos autores que mantienen viva la literatura vampírica son egresados o académicos de la UdeG

Guadalajara es asolada por los vampiros, quienes la destruyen como consecuencia de una guerra mundial entre dos bandos.
 
Los estragos no sólo se notan en la Perla Tapatía, también en otras ciudades del mundo como París y Luxemburgo. Los gobiernos ignoran lo que está pasando, y de lo único que tienen certeza es que cuando cae la noche, la destrucción continúa.
 
Esto sucede en Noches de sangre, la tercera novela vampírica del escritor Jorge Álvarez Lozano, la cual espera publicar en 2020 para celebrar los diez años de su primera obra de esta saga, titulada Mériac, un vampiro con alma, a la que le siguió Noctámbulos.
 
Álvarez Lozano, egresado de la ingeniería en Comunicaciones y Electrónica del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), de la Universidad de Guadalajara (UdeG), es uno de los autores tapatíos que mantienen viva la literatura vampírica en esta ciudad. “La literatura sobre vampiros está tomando un arraigo cada vez más fuerte”, afirma.
 
Él identifica a Alfonso López Rodríguez, quien cursó estudios en la antigua Facultad de Filosofía y Letras de la UdeG, como uno de los primeros novelistas que a finales del siglo XX, específicamente en 1992, publicó una novela en la que retomó al vampiro como personaje.
 
Es autor de Horacio: la logia del vampiro, que narra la historia de un vampiro que rapta a una mujer. La trama transcurre en escenarios como el Hospital Civil Fray Antonio Alcalde y la Barranca de Huentitán.
 
La difusión de la serie de televisión Crepúsculo en 2008, basada en la novela del mismo nombre, escrita por Stephenie Meyer, y la serie Mi niñera es un vampiro, en 2011, coincidió con la aparición de escritores en Guadalajara que, a través de cuentos y novelas, le dieron giros diferentes a la figura del vampiro promocionada por la televisión, explicó Álvarez Lozano.
 
“Hubo quienes optamos por tomar como base algunas de las características del arquetipo del vampiro: un ser despiadado, malvado, que se alimenta de humanos. Otros le dieron apariencia humana, o monstruosa, al estilo de La larga noche, novela de la autoría de Luis G. Abbadie y Alessa Gil”, agregó.
 
Al respecto, el escritor Luis G. Abbadie, colaborador del Centro de Estudios de Religión y Sociedad (CERYS), explica que a partir de las obras de vampiros de la escritora estadounidense Anne Rice, como Entrevista con el vampiro, libro que fue llevado al cine y La reina de los condenados, se creó un nuevo concepto de vampiro.
 
“El original, terrorífico, monstruoso, una bestia con sed de sangre, quedó relegado y fue sustituido por un ser hedonista, sensual y antihéroe. Éste acabó degenerándose aún más en la figura de un romántico adolescente, como en el caso de Crepúsculo. Alessa Gil y un servidor, ante esa situación, quisimos retomar la figura del vampiro original para situarlo en el contexto actual y en medio de una sociedad que muchas veces idealiza el crimen o enaltece la corrupción”, dijo G. Abbadie.
 
La doctora Cecilia Eudave, escritora oriunda de Guadalajara y una de los exponentes de la renovación de la literatura fantástica hispanoamericana, y quien además es académica del CUCSH, destacó que desde los años noventa del siglo XX y la primera década del XXI, en el ámbito internacional surgen sagas vampíricas en la televisión, la literatura y hasta cómics, reinterpretando al vampiro como receptáculo que simboliza el cambio, la fisura de valores de la sociedad en la que se inserta.
 
En México, la ruptura en los valores es evidente en la violencia presente. De ahí que algunos escritores echen mano de los vampiros, figuras que desde la perspectiva de lo fantástico son catalizadoras o catárticas de la decadencia de las sociedades. “Por ello, no me extraña que entre 1996 y 2010 yo también haya escrito relatos sobre vampiros, entre éstos Etiquetas y Epístolas, y que otros escritores lo sigan haciendo”, declaró la académica.
 
Luis G. Abbadie identifica, por lo menos, a 20 autores tapatíos que escribieron o siguen enriqueciendo con su pluma la literatura vampírica en Guadalajara. Uno de ellos es Sergio Jesús Rodríguez, egresado de la licenciatura en Turismo de la UdeG, cuya novela Expediente Is 34:14 fue la principal inspiración para coescribir La larga noche, de la cual los autores preparan una segunda parte: Larga noche: criatura de dolor.
 
Esta última novela retratará a una sociedad que, ante los problemas, finge que no pasa nada.
 
Características de literatura vampírica tapatía
Los autores tapatíos vigentes en el siglo XXI han enriquecido y dado giros diferentes a la figura del vampiro, ya sea con nuevos ángulos en las historias o atribuyéndoles características distintas al vampiro tradicional. En este ámbito se encuentran Luis G. Abbadie, Alessa Gil, Jorge Álvarez Lozano, Cecilia Eudave y Rafael Villegas.
 
En el caso de La larga noche, de Luis G. Abbadie y Alessa Gil, una de las novedades es la explicación de la presencia de estos seres en Guadalajara, donde transcurre la trama.
 
En esta obra, un grupo de jóvenes encuentran un ídolo enterrado en una casa, el cual está hecho de las cenizas de un vampiro, identificado por el escritor como Santo Santiago, quien ayudaba a los españoles en la conquista de lo que hoy es México, ya que, según algunas crónicas, aparecía cuando más lo necesitaban para encabezar las batallas.
 
Cihualpilli, quien era cacique del señorío de Tonalá, lo descubre e intuye que es peligroso para el ser humano. Ella propicia que le den muerte con ayuda de otros combatientes, y con sus cenizas hacen el ídolo en el que atrapa el espíritu de la criatura. Ya en el siglo XXI, dos hordas vampíricas, conformadas por góticos, se disputan al ídolo para revivir al vampiro atrapado.
 
Álvarez Lozano confiesa que para la creación de sus vampiros se inspiró en el perfil del político estándar mexicano. “Lo que hice fue hacerlo inmortal, con colmillos y chupador de sangre, que lo hace más peligroso. En mis novelas estas criaturas tienen poder, controlan la ciudad, la economía, están insertos y usan a los humanos como piezas de ajedrez”, dijo.
 
Algunos de los lugares donde transcurren las novelas de este autor son el Panteón de Belén, Paseo Chapultepec (ya que hay vampiros hípster), la Catedral y el Centro tapatío. En la primera novela de su saga hay referencias al CUCEI, donde estudia Mériac, la protagonista, antes de ser convertida en vampiro.
 
Estas criaturas distan de las creadas por Cecilia Eudave, quienes conservan sus raíces primigenias, pues pueden morir si son expuestos a la luz o son atravesados por una estaca (a los de Álvarez Lozano sólo los inmoviliza este objeto).
 
Por su parte, el escritor Rafael Villegas, académico del CUCSH y autor del cuento “Influencia”, contenido en el libro Apócrifa, que publicó en noviembre de 2017 y que actualmente está promocionando, tiene como personaje a una figura acuática, de ojos amarillos, quien bebe sangre para seguir viviendo. Era una chica que había vivido en el siglo XVII, y quien fue convertida por un vampiro controlado por los portugueses.
 
Otros autores que han mantenido viva la literatura vampírica en Guadalajara son Ignacio Aceves con Faremon, pueblo solo, un melodrama de vampiros publicado en 2016; y Adolfo López Campaña con Mi nombre es Víktor y soy un vampiro, novela publicada en 2017, entre otros.
 
La presencia de escritores que cultivan la literatura vampírica continúa en Guadalajara. Ésta podría convertirse en una moda o tendencia. Todo depende de su existencia y su producción en los próximos años, concluye Álvarez Lozano
 
 
A t e n t a me n t e
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jalisco, 5 de junio de 2018

 
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Adriana González / David Valdovinos