En México no hay un código de ética detallado para los programadores de páginas web, y tampoco existe una reglamentación legal que sea clara y precisa para regular el manejo de información sobre los patrones de navegación de los usuarios que visitan una página web, informó Nancy Michelle Torres Villanueva, académica del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI), durante la conferencia “ Ética y Seguridad al publicar páginas web”, en Campus Party 2016.
La también fundadora y directora de CORB Consultoría Informática aclaró que el código ético existe, pero basado en una ética muy general, y agregó que en México la regulación para los programadores “está en pañales”.
Detalló también que en esta regulación debe definirse con claridad la diferencia entre un hacker y un programador, especificarse cuál es la finalidad del software y porqué debe ser usado. En cuanto a los derechos de autor, especificó que aunque sí hay regulación, no hay un proceso ágil para penalizar la violación a éstos, ya que si alguien quiere que se castigue a otra persona que usó en la web información que no le pertenece, se enfrenta con un proceso engorroso que provoca en muchos casos que desista.
Torres Villanueva explicó que cuando alguien entra a una página web como un usuario se guarda mucha información de éste, como por ejemplo, el tipo de navegación que realiza, cuánto tiempo estuvo en una página determinada y otros datos con los cuales puede rastrearse al usuario y conocer diferentes aspectos del mismo.
Señaló que ante la falta de regulación, hay algunas estrategias para que los patrones de navegación de un usuario no puedan ser rastreados, como tener el cuidado de borrar cookies e historiales, así como el uso de navegación privada y el uso de Thor (una manera de navegar por la red de manera oculta). Sin embargo, en este último caso, hay empresas proveedoras de internet en otros países que no proporcionan soporte si esta manera de navegar es utilizada.
A T E N T A M E N T E
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jal., 1 de julio 2016
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Fernanda Velazquez