Es minoría la que busca y encuentra sustento en la literatura

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El escritor argentino Santiago Kovadloff dictó la conferencia magistral en el Paraninfo de la UdeG, como parte de la Cátedra Julio Cortázar

Por inmensa que resulte, será siempre minoría la que busque y encuentre sustento en la palabra literaria, pero de esa minoría debería formar parte la universidad. “Sin embargo, la suerte cosechada por la literatura en la enseñanza, hoy considerada superior, induce a creer que estamos cada vez más distantes de esa posibilidad”.

 

Lo anterior fue expresado por el poeta, ensayista y traductor argentino Santiago Kovadloff, quien impartió la conferencia “La fe literaria”, dentro de la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, en el Paraninfo Enrique Díaz de León.

 

“Ahí la expresión de la experiencia personal de vida, que desde la mira humanística constituye el núcleo de lo estético, no alcanza el escenario central de los intereses académicos”.

 

Su sitio lo ocupa desde hace años la estrategia de la composición literaria, la obra como objeto y artefacto, a cuyo develamiento y dominio se consagran semiólogos, gramáticos, sociólogos y psicólogos, para quienes la emoción de leer y escribir ha pasado a ser moneda de menor valía en el arduo universo de sus preocupaciones.

 

El apego al saber interdisciplinario no es más que un débil paliativo, no sólo de la crisis de la enseñanza sino de la crisis de las humanidades. El problema fundamental para toda política de la cultura es el de la constitución de nuevas humanidades. Se comprende que ante este problema gigantesco todos quieran huir y prefieran hablar de otra cosa.

 

La literatura está envuelta en la incomprensión y eso es así porque ante todo, lo que ha perdido sentido es la transmisión de la experiencia de vida. “No sólo la vida del prójimo ha dejado de ser aleccionadora. Tampoco esperamos nada del legado de quienes nos precedieron en el tiempo”. 

 

“Su testimonio no nos importa. De algún modo creemos saber de antemano lo que ellos pueden llegar a decirnos. Ya no estamos predispuestos a su influjo, sino tan solo y siempre fugazmente ante las innovaciones técnicas venidas del futuro. No necesitamos al otro para subsistir. Lo necesitamos para durar, pero no para enriquecer el significado de nuestras vidas.

 

“Detrás de un horizonte de apatía puede palparse la honda invalidez del ayer como matriz de autorreconocimiento”, dijo.

 

Es sobre todo en las casas de altos estudios donde la experiencia de vida ha dejado de ser suscitadora. Salvo rarísimas excepciones, es ahí en tales centros especializados en literatura y no en el voceado desinterés multitudinario por la poesía, la ficción y las ideas, donde anida el signo más inquietante del descrédito actual de la fe literaria.

 

“Importa hoy el contacto entre técnicos y especialistas. Entre el estratega que redacta sus composiciones y el estratega que se encarga de develar y desarticular la trama mediante, la cual se procede a plasmar tales composiciones. El goce de la intimidad ha sido descalificado por el imperativo de la explicación, olvidando en virtud del extremismo en que se incurre que las pruebas fatigan la verdad”.

 

“Justamente ahí donde en sentido eminente se enseña a leer, en la universidad, la facultad de comprender y privilegiar el intercambio de experiencias personales ha languidecido como meta central del trato con los libros. Esta merma de la emoción ha obstruido la predisposición a comprender al escritor como hombre de fe literaria. Ello sin duda ha afectado el espesor y la hondura de la conciencia intelectual, induciendo, entre otras cosas, a un distanciamiento cada vez más pronunciado entre ética y estética”.

 

La presentación corrió a cargo de la poetisa Silvia Eugenia Castillero, directora de la revista Luvina.

 

Santiago Kovadloff es autor del Silencio primordial (1993), Lo irremediable (1996); Sentido y riesgo de la vida cotidiana (1998 y 2004); La nueva ignorancia (2001); Ensayos de intimidad (2002) y El miedo a la política (2011).

 

De Kovadloff, “hay en su obra ensayística una lúcida reflexión sobre el lenguaje y la vida, con una prosa que respira y canta. Pues escribir significa para el autor un encuentro superlativo con la realidad. Al escribir la palabra enfrenta nuestra complejidad de seres que se saben arrojados al desconcierto de ser y a la evidencia de la muerte”, señaló la presentadora.

 

Guadalajara, Jal., 14 de marzo de 2013
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Adriana González
Edición de noticias en la web: Lupita Cárdenas Cuevas