En la actualidad hay vacunas, antibióticos, antivirales, cercos sanitarios y medidas higiénicas para combatir las epidemias, pero el acceso a esos recursos no es el mismo para todos los países, ni para todos los habitantes del planeta. Esto es parte de la injusticia social.
“El adelgazamiento del estado benefactor, de los recursos que llegan al campo de la salud cobran factura y esto lo estamos viendo, desafortunadamente”, señaló la doctora Lilia Oliver Sánchez, directora de la División de Históricos y Humanos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.
Existe una ruptura entre las epidemias del siglo XVIII y las actuales, ya que la ciencia médica y especialidades como virología y epidemiología han avanzado significativamente y la humanidad, al parecer, está menos desprotegida.
Antes las epidemias podían acabar en un solo año o en un solo mes con el siete y hasta el 20% de la población de una ciudad.
“En 1786 se incubó una epidemia denominada en los documentos de la época como calenturas catarrales. Un año antes de iniciar la construcción del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde fue un año de influenza, si hemos de aceptar las descripciones de la época”.
La Gaceta de México describió las enfermedades que se presentaron en Guadalajara en 1786 de la siguiente manera:
“El mal presentaba síntomas de constipación o catarro con poca fiebre por la mañana y fiebres altas por la noche. Fuerte dolor de cabeza, dolor copioso y sangrado por la nariz. Al séptimo día la piel se cubre de petequias y puntos rojizos o morados. Los pacientes se quejan de sordera, los ojos se ponen rojos, se inflama el estómago. Hay inconciencia acompañada de delirio. Los pulmones se encojen.“
En otros casos los síntomas ordinarios se complicaron con dolores en varias partes del cuerpo, principalmente, en el pecho. “Todo parece que se trataba de influenza y dengue combinados”, indicó la investigadora.
Históricamente, a este momento se le conoce como la bola porque había muchas enfermedades. Había otro tipo de padecimientos que no sólo tenían que ver con enfermedades de las vías respiratorias, quizá también intestinales como tifoidea, disentería, entre otras.
Guadalajara, Jal., 4 de noviembre de 2009
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Internet
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas