El estado de derecho, que conjuga aspectos formales y reales, en el que están establecidos los derechos individuales y la libertad de los ciudadanos, que tienen como base la certidumbre y certeza a la ley y el acceso a la justicia, han sido rebasados por el crimen organizado, comentó el profesor investigador en derecho penal, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), de la Universidad de Guadalajara, Arturo Villarreal Palos, durante su ponencia en la mesa titulada Dimensión de la amenaza, en el marco del seminario Crimen organizado en un contexto transnacional, que inició esta mañana.
Organizado el seminario por el Centro de estudios sobre América del Norte, del CUCSH, por el Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (Casede) y el consulado de Estados Unidos en Guadalajara, el investigador universitario agregó que la crisis de justicia en México, sobre todo la que padece el ciudadano común por robo, que son la mayoría de los delitos que son cometidos en el país, así como la ineficacia en la aplicación de la justicia penal, crean un clima de desconfianza que vulnera la seguridad y credibilidad de las instituciones públicas.
“La amenaza más grave que vive el país en materia de seguridad no sólo son la impunidad, la violación a los derechos humanos, la simulación, la procuración de justicia y seguridad pública —que el mismo Felipe Calderón lo ha reconocido en sus dos primeros informes presidenciales—, sino la enorme corrupción que hay en el seno de los cuerpos de seguridad pública, y lo peor: que se vea amenazada la democracia en el país por el crimen organizado al financiar campañas políticas”.
Villarreal Palos agregó que estos grupos delictivos no pretenden el poder político directo, pues para ellos el centro de su interés son los negocios, por lo que su interés principal es tener relaciones con funcionarios y miembros de alto nivel, que les permitan cuidar sus rutas de transporte ilícito de armas, mercancías o droga; que haya facilidades para lavar el dinero y amigos en puestos clave que les permitan invertir sus enormes ganancias, por lo que les conviene “un estado de derecho débil, por lo que el financiamiento de campañas es una buena opción para ellos”.
En su intervención, el investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, Luis Astorga, mencionó que la novedad en los capos de la droga es que ya no les interesa organizar sus propios equipos de seguridad, “sino lo que hacen ahora es sobornar y corromper a los cuerpos de seguridad ya existentes y bien entrenados por el gobierno mexicano.
Agregó que el Estado mexicano no ha podido frenar la expansión de estos grupos delictivos que cuentan con auténticos cuerpos paramilitares para defenderse, en la cual también están en plena expansión sus controles territoriales, imponiendo cuotas de protección tanto a negocios legales como ilegales, en las que las acciones del ejército mexicano han sido ineficaces, porque sólo ha habido escisión, pero no fragmentación de estos grupos. “El control del Estado está en manos de los capos de la droga”.
Guadalajara, Jal., 19 de febrero de 2009
Texto: Juan Carrillo Armenta
Fotografía: José María Martínez
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas