Dos mil hectáreas de Jalisco sufren proceso de desertificación

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La problemática puede revertirse con ayuda de la tecnología, afirma ambientalista universitario

Alrededor de 2 mil hectáreas de suelos en Jalisco, que hace 100 años eran aptos para producir alimentos, han dejado de serlo debido a procesos de desertificación, afirmó Arturo Curiel Ballesteros, profesor investigador del Instituto de Medio Ambiente y Comunidades Humanas, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA).
 
El académico explicó, en el marco del Día Mndial contra la Desertificación y la Sequía, que cuando hay un proceso de desertificación el suelo pierde la capacidad de producción de biomasa, es decir, ya no crecen plantas. Esta desertificación es la que más preocupa, porque atenta contra la producción de alimentos.
 
Una cuarta parte del territorio de Jalisco es suelo agrícola. Es decir, cerca de dos millones de hectáreas. En términos porcentuales es muy bajo el número de hectáreas que sufren degradación, pero al relacionar la información que indica la capacidad del estado de producir hasta ocho toneladas de maíz por hectárea, y la extensión de terreno afectado, el resultado es que son hasta 16 mil toneladas de maíz las que se dejan de producir al año, especificó el también doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Autónoma de Madrid.
 
Las pérdidas, entonces, serían de 32 millones de pesos cada año, aproximadamente; cantidad que en un momento dado se tiene que invertir para compensar ese daño.
 
Acidificación extrema, compactación, salinización, pérdida de material orgánico y erosión, son las formas en que se presentan los procesos de degradación del suelo. El suelo que respira tiene que intercambiar gases. Cuando se compacta el suelo quiere decir que hay una eliminación de los espacios porosos por donde pudiera haber intercambio de gases o el aire.
 
“La compactación tiene lugar por una carga excesiva de organismos que pisan el suelo. Por ejemplo, el ganado vacuno. 500 o 700 kilos en cuatro pezuñas es excesivo. También los incendios compactan el suelo”.
 
La degradación química de los suelos tiene dos componentes: cuando hay una acidificación muy extrema, que en Jalisco tiene lugar por el uso de fertilizantes químicos nitrogenados. Éstos acidifican el suelo y empiezan a perder su capacidad de producción de biomasa.
 
En el otro extremo está la salinidad: que se da cuando empieza a haber una gran acumulación de sales. Esto, por lo general, tiene sus causas en un mal manejo del agua y del suelo. En muchos lugares se riega con agua que no tiene una calidad deseable o hay exceso de ésta.
 
En cuanto a la erosión, se trata de un proceso de remoción del suelo. Por efecto de la lluvia o aire el suelo se escurre o vuela a otro lugar. “Ese suelo que se pierde va a parar a los cauces y, de ahí, al mar”.
 
El académico señaló que la acidificación del suelo impacta a la Región Centro; la Región Valles, por su parte, enfrenta el problema de pérdida acelerada de material orgánico del suelo; la compactación del suelo es propia de Los Altos; y la salinización puede identificarse en mayor proporción en La Ciénega, pero hay erosión distribuida en todo el estado.
 
La desertificación puede revertirse, porque ya hay tecnologías de conservación y restauración de suelo. En términos generales, puede lograrse en un periodo de 15 años. De manera natural un suelo que ha sido degradado severamente tarda alrededor de 200 años en recuperarse, para tener una capacidad óptima de producción de biomasa.
 
Guadalajara, Jal., 18 de junio de 2013
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Internet
Edición de noticias en la web: Carlos Márquez García