Problemas psicológicos y sociales de los policías municipales y estatales de Jalisco, los cuales se reflejan en sus niveles de estrés, ansiedad, depresión y desempeño laboral, son descritos en una investigación del Jefe del Departamento de Psicología Básica, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), maestro Francisco Gutiérrez Rodríguez.
Para tal trabajo, titulado “Perfil psicosocial y laboral del oficial de policía en ZMG y el interior del estado”, consideró una muestra de cinco mil 970 elementos. 12 por ciento de los entrevistados reportó problemas en el manejo de sus impulsos agresivos. En relación con esto, más de cuatrocientos setenta externaron tener problemas con la oficina de Asuntos Internos de sus corporaciones al proporcionarles ésta información inexacta sobre la ubicación donde se había cometido un delito o por otros motivos, como el uso excesivo de la violencia con los detenidos, además de maltrato y violación a los derechos humanos
Esto tuvo como consecuencia que se les aplicaran sanciones como la expedición de boletas de arresto, amonestaciones o suspensión temporal. En caso de choque, tenían que pagar los deducibles y si no demostraban usar las balas adecuadamente, se las cobraban.
Problemas de ansiedad los reportaron 12 por ciento de la muestra, y entre 12 y 26 por ciento más de un síntoma como agresividad, sentirse enojado durante la mayor parte del día, depresión por no poder sacar adelante a la familia; dolores de cabeza o cefaleas tensionales.
Los resultados están asociados con las situaciones estresantes en el trabajo, como jornadas extenuantes, falta de equipo adecuado, abusos de poder de los comandantes, accidentes laborales, que les pueden generar deterioro de sus procesos psicológicos, y los problemas familiares o de pareja.
“En las evaluaciones psicológicas advertimos que el trabajo del policía es de alto riesgo e implica niveles de estrés psicosocial y estragos en su salud mental”, explicó el investigador.
Alrededor de 3 por ciento de los oficiales evaluados, al momento de la investigación ya presentaban un deterioro cognitivo, es decir, de sus procesos psicológicos, que los incapacitaba para cuestiones operativas.
Por ejemplo, había oficiales que tuvieron impactos de bala penetrantes en cráneo al participar en un enfrentamiento con arma de fuego; esto les acarreó una alteración en sus procesos psicológicos como atención y respuesta refleja, así como la percepción visual. Sin embargo, seguían en funciones.
El investigador detectó casos de policías que ya no tenían siquiera la precisión para portar un arma de fuego y seguían en cuestiones operativas. No los jubilaban ni pensionaban, porque a juicio de los jefes seguían en buenas condiciones.
Los perfiles policiales señalan que los elementos deben de tener una buena percepción y memoria visual y auditiva, capacidad de concentración y atención, adecuado manejo del lenguaje para dirigirse a la ciudadanía. Pero esto no ocurría en alrededor de 180 casos.
Condiciones laborales
Los horarios de los policías varían según sea la corporación. Algunos trabajan 24 horas por 24 de descanso, o 24 por 48; otros tienen un horario de ocho horas, pero en realidad laboran entre 10 y 12, ya que se ven obligados a salir tarde por las propias necesidades del servicio.
“Cuando son capacitados en la academia se les indica que son policías de tiempo completo. Que pueden ser llamados en cualquier horario, dependiendo las necesidades del trabajo. Esto, desde el punto de vista laboral, no les genera certidumbre sobre cuándo van a poder descansar, y eso les genera estrés, además de la alteración de los ciclos de sueño, problemas como insomnio y sensación de fatiga al despertar”, explicó.
De hecho, 15 por ciento de los policías reportó sufrir insomnio intermitente. Es decir, interrupción constante del sueño. La perturbación de los ciclos de sueño puede alterar procesos psicológicos como la atención, la memoria y la respuesta refleja, elementos necesarios para desempeñar con mayor eficiencia su trabajo.
Externaron que lo que más los molestaba era la aplicación de los exámenes de control de confianza para hacerles evaluaciones psicológicas, toxicológicas y sociales al concluir su jornada laboral, ya que los citaban a las siete de la mañana y los terminaban de evaluar a las seis de la tarde, después de haber trabajado, por ejemplo, 24 horas.
Los horarios no les permiten, incluso, comer de forma adecuada. Hay policías que se alimentan de comida rápida, sin bajarse de las patrullas. En consecuencia, fueron detectados casos de propensión a la diabetes, hipertensión y alteraciones digestivas.
“Hasta 50 por ciento tenían sobrepeso y 17 por ciento obesidad mórbida”, agregó.
En cuatro de los siete municipios de la ZMG los policías tenían, al momento de la investigación, sueldos de 16 a 17 mil pesos, pero al interior del estado, la mayoría de los sueldos están por debajo de los 10 mil. Hubo, incluso, sueldos de cinco mil, lo que son ingresos insuficientes.
Relacionado con el salario, reportaron apatía y pérdida de credibilidad hacia los mandos superiores por considerar que no cumplen las promesas de mejorar sus condiciones laborales.
Señalaron, además, estar inconformes con el deterioro de sus herramientas de trabajo, el parque vehicular descompuesto y la compra de chalecos, uniformes, botas de mala calidad y que posteriormente se iban deteriorando.
“Reportaron que, en ocasiones, los uniformes nuevos se les rompían y gastaban y que había chalecos de mala calidad cuya parte interna no resistía los altos calibres. Por lo tanto traerlo o no, daba lo mismo”.
Hay elementos cuya situación laboral les genera el Síndrome de Burnout, caracterizado por cambios en el estado de ánimo, desmotivación por su trabajo, agotamiento mental, falta de energía y disminución de su rendimiento laboral.
Consecuencias en el ámbito familiar
El estrés y las presiones que los policías viven en el ámbito laboral suelen trasladarlo a su casa y los problemas que tienen en ésta, los llevan a su trabajo, lo que genera un círculo vicioso difícil de romper.
Debido a los cambios de horario, las relaciones de pareja a veces son inestables, ya que por el agotamiento y el cansancio algunos reportaron mal desempeño en su rendimiento sexual, aunque no expresaron el problema como tal explícitamente. A esto hay que aunar problemas de celotipia o celos obsesivos, que externaron sufrir las tres cuartas partes de los policías entrevistados. Casi 50 por ciento reconoció tener problemas maritales.
Hubo casos aislados, que no figuran estadísticamente, de policías maltratados por sus esposas, pero no los reportaban por vergüenza y sentirse humillados.
Entre los problemas que externaron se encuentran estrés, tensión, problemas maritales derivados de una doble jornada de trabajo: en la corporación policiaca y en el hogar.
En el caso de las mujeres policía, que constituyó 17 por ciento del universo; es decir mil 14, más de la mitad refirió haber sufrido acoso sexual de parte de los compañeros o de la ciudadanía. Una tercera parte reportó ser víctimas de violencia intrafamiliar, con maltrato físico y verbal.
Sugerencias
El maestro Francisco Gutiérrez Rodríguez, con base en su investigación, externó sugerencias para mejorar las condiciones de los policías.
Señaló que, además de la formación básica policial en entrenamiento y comandos verbales, manejo de armas de fuego y desarme, también se les provea de conocimientos en psicología criminal, de indicadores de veracidad del discurso, de perfilación psicológica y sobre todo, de manejo del estrés.
Se pronunció por la profesionalización de todos los policías estatales y municipales, ya que incrementaría su efectividad y eficiencia, con una capacitación en condición física, conocimientos en nutrición y la práctica de deportes para un mejor cuidado de su salud.
Que en las corporaciones policiacas se ponga mayor énfasis en los procesos de evaluación e intervención psicológica, ya que hay algunas que cuentan con áreas de terapia grupal, pero el hecho de que no confían en sus compañeros les puede generar dificultades para exponer sus problemas ante un grupo.
Entonces, debe haber áreas para terapia individual, lo que implicaría que incrementaran los recursos humanos destinados a la prevención y protección de trastornos psicológicos en los oficiales.
Gutiérrez Rodríguez sugirió a las corporaciones reunir recursos para comprar uniformes o chalecos a un solo proveedor, que les garantice calidad y mejor precio.
Agregó la necesidad de hacer efectivo un sistema de ascensos basado en la antigüedad o eficiencia en el servicio, para combatir la apatía.
A t e n t a me n t e
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jalisco, 16 de septiembre de 2018
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Abraham Aréchiga
Dan a conocer el estado psicológico y social de los policías en Jalisco
Investigador detectó casos de policías que ya no tenían siquiera la precisión para portar un arma de fuego y no estaban jubilados
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