En México, gran parte de los laboratorios químicos no desechan sus residuos peligrosos de manera correcta. Algunos laboratorios los almacenan hasta por 15 años, porque no tienen información acerca de qué hacer con los mismos o los arrojan a drenajes o a la basura.
Por lo tanto, diario el ambiente recibe desechos potencialmente peligrosos. Aunque son cantidades mínimas, se acumulan y llegan a causar daños en el agua y el suelo, informó María Olivia Peña Ortiz, investigadora del Departamento de Química, del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías.
“Es necesario manejarlos de forma segura (…) que no dañen el medio ambiente. Se logra con un manejo integral de residuos, en el que se destruya el residuo que estamos generando dentro de las actividades diarias de trabajo de laboratorio”.
Agregó que los laboratorios conocen las precauciones que deben tomar para que el personal no corra riesgo en el manejo de los residuos, pero desconocen cómo desecharlos sin causar daño al medio ambiente, por lo que algunos contratan transportes que recolectan residuos peligrosos.
“Algunas veces no sabemos hacia dónde llevan los residuos estos transportistas, y si ellos los disponen en el suelo de forma inadecuada, van a contaminar mantos freáticos y las aguas de nuestros ríos, por lo que de alguna forma nosotros podemos adquirir estos tóxicos”, advirtió la investigadora, quien asegura que existen pozos profundos contaminados con metales pesados como arsénico, a causa de materiales químicos (en mínima cantidad) y de químicos peligrosos utilizados en la industria.
“Dentro del trabajo de laboratorio es mínima la cantidad de este tipo de residuos, pero no nos quita la peligrosidad. No por ser poco volumen, se va a quitar la peligrosidad”. Como ejemplo, explicó que un litro de ácido clorhídrico es tan peligroso como 200 litros, a causa de su alto nivel de corrosividad.
Los desechos de laboratorio peligrosos son aquellos materiales químicos explosivos, tóxicos, inflamables, corrosivos, reactivos o biológico-infecciosos, es decir. Laboratorios de análisis clínicos, de análisis de alimentos y hasta de prácticas estudiantiles, comúnmente utilizan estos químicos sin saber cómo desecharlos.
La investigadora comentó que el desconocimiento de normas ambientales, como la Ley general para la prevención y gestión integral de los residuos, propicia que desconozcan el manejo adecuado de estos químicos. Algunas consecuencias de su mal manejo son: alteración del PH del suelo o del agua, y por lo tanto cambio de sus condiciones naturales, así como impactos en la microflora del suelo.
“Si tiramos un reactivo, por ejemplo corrosivo, éste tiene un PH menor a dos o mayor a 12.5. La norma dice que si tengo un residual de este tipo, no se puede ni tirar al suelo ni al drenaje, porque puede contaminar las aguas o el suelo”.
Peña Ortiz hizo énfasis en que es necesario prevenir la contaminación ambiental, por lo que la académica, en coordinación con la investigadora Esperanza González Quezada, realizaron el libro Manejo integral de residuos peligrosos en actividades de laboratorio, editado por el CUCEI.
El objetivo del texto es dar a conocer los fundamentos para identificar, manejar y controlar los materiales y residuos potencialmente peligrosos para la salud y el ambiente. El libro, está dirigido a las personas que realizan actividades dentro de un laboratorio químico, con el fin de que conozcan qué deben hacer con un residuo químico.
“Estamos previendo esta situación, porque la mayoría de los laboratorios los tiene guardados, y no saben qué hacer con ellos”. Al tener almacenados químicos volátiles en un lugar donde se manejen presiones variables del ambiente, se corre el riesgo de explosión.
Guadalajara, Jal., 22 de julio de 2008
Texto: Wendy Aceves
Fotografía: Internet
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas