Este año el campamento tortuguero La gloria pretende rescatar unos cuatro mil nidos. A dos meses de concluir la temporada, dicha meta registra un amplio avance, pues hasta ahora han sido asegurados unos tres mil 300 nidos, que representan cerca de 111 mil 400 crías que son protegidas para volver al mar.
Antonio Trejo Robles, coordinador del Programa de protección y conservación de la tortuga marina, dependiente del Centro Universitario de la Costa Sur, de la UdeG, asegura que rebasarán el número de huevos de tortuga protegidos en 2007, que fue de tres mil 835.
De cada mil crías de tortuga liberadas, cuatro o cinco en promedio llegarán a adultas, pues es uno de los animales que tiene más depredadores naturales. A las playas de Jalisco llegan a desovar cuatro especies de las ocho existentes: laud, carey, prieta y la golfina, que es la más común.
Sin embargo, el trabajo realizado por los cuatro especialistas y los voluntarios que efectúan labores de patrullaje y aseguramiento de crías en el campamento ubicado en el playón de Mismaloya, en el municipio de Tomatlán, corre el riesgo de disminuir por falta de recursos económicos.
En entrevista realizada en las instalaciones de La gloria, Trejo Robles afirma que este año trabajan con un presupuesto de 60 mil pesos, más las donaciones que hacen los voluntarios nacionales y extranjeros que visitan el campamento, pero están a punto de quedarse sin una de las cuatrimotos con las que patrullan las playas por la noche.
“Las motos ya están acabadas. Son el corazón de nuestro trabajo. Si no nos hacemos de una nueva cuanto antes, es probable que el 70 por ciento de las colectas (de huevos) que hacemos regularmente, se pierda”.
En una noche de trabajo, asegura, colectan unos 35 nidos a lo largo de los 20 kilómetros de playa, en franca lucha con los llamados “hueveros”, que saquean hasta 20 o 25 nidos y venden los huevos a restaurantes botaneros o mercados de la zona. Un huevo en la costa cuesta entre dos y tres pesos, mientras que en Guadalajara su precio sube hasta ocho y 10 pesos.
Explica que un “huevero” a caballo puede robar dos y tres nidos con 300 huevos en promedio. Si los vende a peso cada uno, gana 600 o 900 pesos por una noche de “trabajo”. “Todos los días tenemos entre 15 y 20 personas a caballo tratando de llevarse los nidos, y pocos de ellos son castigados. Los que son aprehendidos, casi todos salen libres con una fianza o por no estar bien integrada la averiguación previa”.
El investigador del Departamento de Estudios para el Desarrollo Sustentable de Zonas Costeras menciona que este año han tenido una respuesta regular por parte de instituciones como la Semarnat o la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente, que ha hecho diversos operativos que han disminuido un poco la depredación por parte de los “hueveros”, aunque estos siguen sacrificando tortugas también para comerciar su carne y caparazón. En lo que va del año han matado, mínimo, unas 50.
Trejo Robles subraya que el trabajo realizado por más de 10 años en la costa sur del estado ha rendido algunos frutos, pues hay más conciencia entre la población y menos gente consume los huevos, aunque aún existe la idea de que son afrodisíacos que dan energía.
“En esto los niños han sido de gran ayuda. Los traemos a los talleres de educación ambiental, y ellos mismos son los que están trasmitiendo esto a sus papás. Ellos están educando en sus casas”.
Guadalajara, Jal., 27 de octubre de 2008
Texto: Mariana González
Fotografía: Abel Hernández
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas