Las mujeres están teniendo una mayor participación en actividades delictivas, ya sea como parte de una crisis emocional o dentro de un grupo criminal; las causas de su involucramiento son diferentes a las de los hombres y sus consecuencias son más graves, explica la doctora Martha Fabiola García Álvarez, especialista en conducta delictiva en Jalisco.
Si bien en las causas de la criminalidad influyen el contexto social, la historia personal y en un porcentaje mínimo la genética, existen algunas diferencias: en los hombres las causas dependen más del contexto social; sin embargo, en las mujeres la personalidad desempeña un papel más preponderante, señala la especialista adscrita al Centro Universitario de los Altos (CUAltos), quien –en uno de sus múltiples proyectos– aplica entrevistas a hombres y mujeres delincuentes de 18 a 35 años vinculados con robos y homicidios, presos en la región Altos Sur y en Puente Grande, Jalisco.
De sus entrevistas a reclusas del Centro Preventivo y de Readaptación Femenil de Puente Grande, ha encontrado que la mayoría (83 %) tiene entre 25 y 38 años de edad y percibe peligrosidad en 90 %. 10 % padece enfermedades mentales –como esquizofrenia–, el resto tienen que ver con historia de vida, de maltratos y consumo de drogas, principalmente.
En cuanto a cómo ha influido la violencia, la especialista ha detectado que 57 % vivía en un ambiente de violencia intrafamiliar y específicamente sobre el maltrato de pareja lo han sufrido 95 % de las que han robado y 38 % de las que cometieron homicidio. Por su parte, el papel del consumo y abuso de drogas está presente en 75 % de las que ha robado y 39 % de las homicidas.
Ha aumentado su participación en bandas de delitos contra la salud, secuestros –donde ha crecido mucho su intervención–, fraudes, prostitución, robos y homicidios, entre otros. Se involucran desde jovencitas hasta amas de casa y utilizan a niños, adolescentes y ancianos, convirtiéndose en líderes criminales. Algunas que llegan al poder “se convierten en mujeres delincuentes de cuello blanco y lo usan contra los demás”, apuntó.
Involucran a la familia y cuando son encarceladas sus núcleos familiares se destruyen totalmente; en algunos casos los hijos continúan en alguna actividad delictiva, incluso promovida por la madre encarcelada.
“Aunque existen trabajos de prevención y readaptación, son pocos y les falta eficacia porque no están basados en la realidad social”. Es necesario, señaló García Álvarez, que las autoridades tomen en cuenta las investigaciones sobre la criminalidad, para modificar y crear leyes y programas.
La doctora García Álvarez es una de las especialistas de la Universidad de Guadalajara que se incorporó al Sistema Nacional de Investigadores (SNI); la máxima Casa de Estudio de Jalisco inicia este año con 844 investigadores reconocidos en este sistema.
A T E N TA M E N T E
“Piensa y Trabaja”
Guadalajara, Jal., 12 de enero 2015
Texto: Lucía López
Fotografía: Abraham Aréchiga
57% de mujeres criminales ha vivido violencia intrafamiliar y drogas
Autoridades deben adecuar leyes y programas con la realidad social para tener soluciones eficaces, señala especialista
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