


La literacidad permite la innovación educativa y favorece la solución de las dificultades que algunos sectores más empobrecidos tienen para acceder a una enseñanza de calidad, afirmó la Directora del Instituto Transdisciplinar de Literacidad (Itrali), del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la UdeG, doctora Patricia Rosas Chávez.
Durante el foro “Literacidades para reducir las brechas sociales”, transmitido por redes sociales, la universitaria recordó que desde hace 55 años la Unesco celebra el Día Mundial de la Literacidad como una forma de sensibilizar a gobiernos y comunidades acerca de la importancia de lograrla y reducir la brecha digital.
Rosas Chávez leyó un manifiesto en el que recalcó que el orden económico mundial, causante de una gran inequidad y pobreza extrema en el mundo, genera una enorme brecha económica que se ha convertido en un importante desafío y preocupación, incluso de los organismos económicos internacionales, por lo que “la economía debe de redirigirse para priorizar la calidad de vida de las personas y no sólo enfocarse en datos económicos que no logran permear en la mejora de las condiciones de vida cotidianas”.
Esta desigualdad afecta a la educación mediante las dificultades de acceso a la conectividad digital y las formas de aprender. Rosas Chávez citó datos de la Comisión Económica para América y El Caribe, que indican que 46 por ciento de niños y niñas de la región, de entre 5 y 12 años, vive en hogares que carecen de conexión a Internet; esto implica la exclusión de la educación tecnológica de más de 32 millones de ellos y ellas.
“En este sentido, comprendemos a la literacidad como una posibilidad de innovación educativa que permita ampliar la conciencia de la relación entre pensamiento, lenguaje, texto y modo, para desarrollar el pensamiento crítico y creativo que posibilite a las personas aportar a la solución de problemas sociales desde sus contextos escolares o comunitarios. La literacidad sirve para leer nuestro mundo, nuestro tiempo; para plantear nuestras improntas, crear nuevos lenguajes y símbolos, luchar por la vida, por una que sea mejor, más indulgente. De esta manera, es lucha y símbolo de la conservación humana y planetaria”, declaró.
El manifiesto fue firmado, además, por especialistas del Itrali; de la maestría en Tecnologías para el Aprendizaje, del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) y del Centro Universitario de los Valles (CUValles); del Programa Universitario de Fomento a la Lectura Letras para Volar y el Cuerpo Académico de Innovación Educativa y Nuevas Literacidades, quienes también participaron en un foro de discusión.
La doctora Suhey Ayala Ramírez, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y coordinadora de la maestría en Tecnologías para el Aprendizaje del CUValles, dijo que el uso intensivo de las tecnologías de la información, a raíz de la pandemia del COVID-19, abrió un abanico de posibilidades y oportunidades para el desarrollo de las actividades cotidianas, pero mostró también la crudeza de las desigualdades sociales y la dificultad de aprendizaje de los grupos más marginados que no tienen acceso a recursos aprendizaje digitales. Esto pone en evidencia un rezago educativo para estos sectores.
Recalcó que la única arma efectiva ante la velocidad de la sociedad digital y sus dispositivos es la criticidad y la posibilidad de ampliar el espectro en el uso de los nuevos formatos, que se refieren no sólo a la literacidad y los textos digitales, sino a las representaciones gráficas como los memes, las infografías, las imágenes, los videos e incluso los videojuegos, para apoyar la educación.
La maestra Brenda Lorena González Pérez, socióloga y responsable de la Unidad de Diseño Institucional del CUAAD, afirmó que entender las literacidades digitales es importante porque nos permite identificar de que no existe solamente una literacidad, sino que están las que permiten crear contenido, de visibilizar fenómenos que han estado lejos del alcance público, además de la posibilidad de participar en redes de colaboración en línea.
“Cuando vemos las literacidades digitales desde esta perspectiva es emancipatorio, porque no simplemente somos los usuarios que nos sentamos detrás de una computadora a consumir datos e información, sino que también tenemos el poder de agregar cambios y de acortar estas brechas desde nuestros propios frentes”, indicó.
La maestra Marisol Luna Rizo, Coordinadora del programa de la maestría en Tecnologías para el Aprendizaje del CUValles, señaló que aunque las tecnologías pueden ser vistas como una vía de solución a los rezagos del aprendizaje, la realidad es que estos recursos son limitados y acotados, por lo que es obligado pensar en otras posibilidades como la literacidad digital, al ser una disciplina que tiene la capacidad de interactuar con la información.
“No nada más es absorber la información, sino saber para qué nos sirve; un ejemplo claro son las redes sociales, en las que encontramos mucha información pero poca participación a temas como medioambiente y urbanismo. La literacidad nos enseña a ser más críticos del lugar en el que vivimos, cómo está el entorno y qué puedo hacer”, señaló.
La maestra Dafne Rodríguez González, promotora de la lectura desde 2011, coincidió en la necesidad de que los usuarios de las tecnologías y las plataformas digitales sean más críticos con los contenidos, especialmente con las fake news (noticias falsas) y la forma en cómo usar esta información.
Señaló que el hecho de que una o dos generaciones hayan crecido en un entorno digital no significa que tengan habilidades para ser críticos con la información que se presenta y para usar las herramientas tecnológicas y aplicarlas en la vida cotidiana del trabajo, la escuela y la familia.
Atentamente
"Piensa y Trabaja"
"Año del legado de Fray Antonio Alcalde en Guadalajara"
Guadalajara, Jalisco, 8 de septiembre de 2021
Texto: Mariana González- Márquez
Fotografía: Coordinación General de Comunicación Social UdeG