La unificación de las policías municipales y estatales tiene que pasar por una profesionalización de sus miembros y por un trabajo de acercamiento a la comunidad, que permita a la ciudadanía confiar en estos grupos.
Académicos de la Universidad de Guadalajara afirmaron en rueda de prensa que aunque los presidentes municipales rehúsen conformar una sola policía por intereses políticos, esta medida sería útil pues potenciaría recursos, capacidad e información para la prevención además de que ganaría credibilidad entre la población.
De los 125 municipios que conforman el estado de Jalisco, 40 de ellos no cuentan con los requisitos mínimos indispensables de seguridad pública para funcionar, entonces, ¿de qué sirve tener una policía municipal si esta no puede funcionar correctamente? Por ello es importante unificar esfuerzos, dijo Dante Haro, académico del Departamento de Derecho Público de la UdeG.
Afirmó que el país vive la más grave crisis de seguridad en su historia lo que se constata con las cifras de muertes y de delitos menores que han sido registradas en los últimos meses en el estado.
Haro citó datos del Instituto Ciudadano de Estudios sobre inseguridad que señalan que 12 por ciento de los delitos no son denunciados por las víctimas, pero que ocho de cada 10 actos de esta naturaleza no son registrados por ninguna institución penal o de justicia.
Lo peor, subraya, es que el 75 de los recursos humanos y económicos son utilizados para resolver delitos no graves y no violentos, mientras que los realizados por el crimen organizado “gozan de cabal salud” y no son suficientemente investigados.
Arturo Villareal Palos también académico del departamento de derecho público, enfatizó que esta conjunción de los cuerpos policíacos debe venir acompañada de una profesionalización de sus mandos y someterse a mecanismos de certificación, evaluación, crecimiento y promoción como sucede en otras dependencias que sirven directamente a la ciudadanía y que cuentan con un servicio profesional de carrera.
El jurista añadió que militarizar la seguridad pública no es una buena alternativa, pues las estrategias marciales están diseñadas para aniquilar al enemigo y ganar territorio mientras que el objetivo de las policías locales debe ser el acercamiento a la población para realizar labores preventivas.
Los universitarios enfatizaron que el trabajo con la ciudadanía juega un papel fundamental en el combate a la inseguridad pues es esta la que tiene la capacidad de denunciar los delitos para que los órganos encargados de brindar justicia, los persigan y sentencien.
“Por ello es que las autoridades deben acercarse a la población quienes son los que sufren más directamente la inseguridad, y quienes ven vulnerados sus derechos fundamentales a causa de un estado que no ha cumplido con uno de sus roles principales que es el de procurar el estado de derecho”, concluyó Haro.
Guadalajara, Jal., 15 de junio de 2010
Texto: Mariana González
Fotografía: José María Martínez
Edición de noticias: Lupita Cárdenas Cuevas