El estrecho vínculo entre rock y cine con “sueños eléctricos”

Versión para impresiónEnviar por emailPDF version
Este título del español Eduardo Guillot fue presentado en el FICG 32 por el periodista Enrique Blanc y Joselo Rangel, de Café Tacvba

Sueños eléctricos. 50 películas fundamentales de la cultura del rock, es un libro de Eduardo Guillot, crítico y periodista español, que explora ese vínculo entre el séptimo arte y el género musical más popular del mundo.
 
En el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG 32), Sueños eléctricos fue presentado por el periodista Enrique Blanc y el integrante de Café Tacvba, Joselo Rangel, en una mesa en la que el diálogo transitó entre la importancia de los “rockumentales” para los jóvenes de países latinoamericanos a donde no llegaban los conciertos de grandes bandas, y tratar de responder la pregunta de los mil millones: ¿El rock está muerto?
 
“Sé que es controversial elegir 50 películas; siempre se discutirá si faltaron algunas. Este trabajo incluye filmes desde los años 50 en que nació el rock. Creo que todos coincidiríamos en 35 de éstas, pero cada quien, según sus filias y fobias”, señaló Guillot.
 
Se incluyen películas que abordan desde Elvis Presley y The Beatles, pasando por la mística de esta banda y el nihilismo punk de The Sex Pistols, la oscuridad de grupos como Joy Division, la desesperanza del grunge, o la furia del heavy metal como el documental del antropólogo Sam Dunn, A headbanger’s journey.
 
Joselo explicó que el libro sorprende por la forma en que mira a las películas, documentales y biopics que tienen que ver con subgéneros del rock, e incluso se analiza material difícil de volver a obtener como Rock and roll Review, o Ryhtm and Blues Review, de 1965.
 
“Yo nunca había oído hablar de ellos”, dijo Joselo.
 
Recordaron además que películas como The wall, de Pink Floyd; o The song remains the same, o filmes de la banda The Ramones, en México, Argentina y España, causaban tumultos y los jóvenes acudían –con porro y cerveza en mano– a disfrutarlos, porque no había conciertos.
 
En la nación ibérica ocurrió algo similar hace unos años al proyectar un documental sobre Lemmy, vocalista de Motörhead, donde cada frase de este singular vaquero rockanrolero provocaba ovaciones entre los asistentes a la sala.
 
La charla saltó luego al reciente concierto de The Rolling Stones, en Cuba, el cual no congregó el número de espectadores que se esperaba.
 
A Joselo, quien acudió a La Habana con la encomienda de escribir una crónica al respecto, le dijeron que muy diferente habría sido si ese concierto fuera de reggaeton.
 
Guillot agregó que todo esto hace reflexionar si al rock no le pasará lo mismo que al jazz, que desde hace mucho tiempo sobrevive, pero sin aportar una gran estrella.
 
“El problema de la muerte del rock es que el rock ya no sabe conectar con la gente joven, que está interesada en otros géneros musicales que despreciamos desde nuestra cátedra del rock. Simplemente no lo entendemos y no queremos asumir que no lo entendemos”, reflexionó Guillot.
 
“Es un tema largo para debatir. No sé si el rock está muerto. Pero se están muriendo los roqueros. A partir del triste fallecimiento de David Bowie y de Leonard Cohen, en unos años vamos a presenciar que todos se fueron”, concluyó Blanc, arrancando nostálgicas sonrisas entre los presentes.
 
 
 
A T E N T A M E N T E
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jal., 16 de marzo de 2017

 
 
Texto: Julio Ríos
Fotografía: David Valdovinos

Etiquetas: