


Entre la alimentación y las emociones existe un vínculo que puede generar placer o sufrimiento, salud o enfermedad, planteó la encargada del Laboratorio de Ciencias de los Alimentos del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), de la Universidad de Guadalajara, doctora Alma Rosa del Ángel Mesa.
En entrevista, previa a la conferencia “Los alimentos y las emociones” que dictara este martes en la librería del Fondo de Cultura Económica, dentro del programa “Divulgación científica: Ciencia desde lo básico”, consideró que los jaliscienses se alimentan “mal”, ya que no toman en cuenta esta relación, y mucho menos agradecen la comida diaria.
Al levantarnos hay prisa y reniegos, esto genera ira o frustración: “No alcancé a desayunar, me voy a tomar un yogurt –si bien te va–, al rato tienes hambre, ya te fuiste a las tortas, los tacos, es obvio que vas a comer mal”. Por el contrario, “si te levantas temprano, tomas un té, no un café, una fruta picada o un huevo, así no vas a tener problemas”.
Del Ángel Mesa, químico farmacobióloga, maestra en Ciencia y tecnología de alimentos y doctora en Ciencias de la salud, comentó qué no comemos y deberíamos: frutas y verduras, por ejemplo. Un problema es freír, ya que “al reutilizar la grasa cambiamos su estructura y nos daña”.
Ante estudiantes, académicos y público reunidos por este foro, organizado por el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, comentó que desde el nacimiento, en la interacción con el pecho o el biberón, “estamos rodeados de emociones; estamos sujetos a la persona que nos va a dar de comer y nos va a dar placer o no placer”.
Con 40 años como académica, afirmó que las emociones afectan la dieta y la alimentación y viceversa, ya que todos lo “cuerpos” que nos conforman (mente, espíritu y cuerpo físico) comen, este último requiere minerales, proteínas, vitaminas y otro elementos nutricios; en tanto, a las emociones les damos vibraciones y los alimentos las contienen, por ejemplo hay alimentos extremos, neutrales, fríos o calientes.
Apuntó que existen alimentos, que consumidos de manera inadecuada, provocan un hígado graso o la acumulación de grasa en las venas. “La obesidad es multicausal, pero tiene un fondo emocional fuerte, poco reconocido; la obesidad está relacionada con la humillación, la vergüenza y la protección”.
A T E N T A M E N T E
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jal., 6 de abril 2016
Texto: Eduardo Carrillo
Fotografía: Abraham Aréchiga