Los incentivos federales para dotar de recursos económicos a las universidades públicas las benefician en términos de infraestructura y mejora de indicadores, pero las burocratiza y puede repercutir en la calidad de la enseñanza o la investigación, dijo el coordinador general de Planeación y Desarrollo Institucional de la Universidad de Guadalajara, doctor Carlos Iván Moreno Arellano.
Tras la presentación de su libro, Políticas, incentivos y cambio organizacional en la educación superior en México, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, apuntó que esta política iniciada en la década de los noventa “ya está agotada”, puesto que las universidades ya tienen una base sólida de investigación, tecnología e infraestructura.
Es tiempo de más flexibilidad y confianza institucional para evitar “una micro gerencia de cada una de las cosas que se hacen”. Se requieren programas o bolsas, y que las universidades tengan metas a varios años, “presenten resultados sustantivos” y se les exija comprobación.
La política actual supone que los incentivos “son una especie de sobornos: si tú haces esto, yo te doy esto otro”, subrayó el académico e investigador de la UdeG, doctor Adrián Acosta Silva, quien agregó cómo esta publicación muestra que todas las instituciones en México compiten por fondos o promueven mayores grados académicos, entre otros indicadores.
Al respecto, ejemplificó que “hemos pasado de 14 mil 151 profesores de tiempo completo en 2012, a 26 mil 39 en 2013. El problema empieza cuando se analiza, con más finura, dónde obtienen los doctorados estos profesores, y varios otros estudios han mostrado que buena parte de estos doctorados son obtenidos en programas “de calidad dudosa”, es decir, que son de fines de semana. Además, el aumento de profesores con posgrado no se refleja en el incremento de miembros al Sistema Nacional de Investigadores.
El doctor José Joaquín Brunner, director de la Cátedra UNESCO de Políticas Comparadas de Educación Superior, dijo que las dinámicas de crecimiento de los sistemas de educación superior y el aumento de funciones de las instituciones y su complejidad generan una “ininterrumpida espiral de costos” y la obligan a tener más apoyo del Estado. “Los incentivos constituyen, pues, un instrumento para el control remoto de estas organizaciones y las obliga a centrarse en indicadores olvidándose de la calidad”.
Dijo que este libro, publicado por la Editorial Universitaria, “enriquece” con un estudio de caso de universidades mexicanas la literatura especializada de economía política de las instituciones de educación superior.
A T E N T A M E N T E
“Piensa y Trabaja”
“Año del Centenario de la Escuela Preparatoria de Jalisco”
Guadalajara, Jal., 7 de diciembre 2014
Texto: Eduardo Carrillo
Fotografía: Abraham Aréchiga
“Agotado” el esquema de incentivos para financiar a universidades
Debe modificarse y priorizar la flexibilidad y la confianza institucional, señaló el doctor Carlos Iván Moreno, al presentar su libro en la FIL
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