Al cultivar maíz suelen utilizarse 2.5 de kilógramos de plaguicidas por hectárea; las hortalizas requieren 3.5 kilogramos por hectárea, señaló Enrique Pimienta Barrios, jefe del Departamento de Producción Agrícola del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA). Aunque añadió que no se sabe a ciencia cierta la cantidad exacta de agroquímicos que se utilizan.
Hay agroquímicos que penetran a nivel celular; no se destruyen ni con temperaturas superiores a los mil grados centígrados, por lo que el investigador cuestiona cómo pueden ser eliminados esos productos -como plaguicidas, herbicidas y fungicidas- de los frutos.
Agregó que existe dependecia a los agroquímicos, pero que “no se trata de satanizarlos”, puesto que un “uso adecuado y eficiente” reduce los riesgos al consumirlos.
Exposición a los pesticidas
En el norte de México existen comunidades indígenas que se exponen a las fumigaciones de la hoja de tabaco, explicó Carlos Álvarez Moya, investigador del CUCBA y coordinador del libro: “No usan nada para protegerse, incluso hay algunos que mezclan el pesticida con la mano. Limpian los frascos de los pesticidas ya utilizados, y ahí vierten el agua que después toman”.
Daños que producen agroquímicos: envenenamiento directo, repercusiones genéticas, puede causar enfermedades, las cuales podrían derivar en cáncer, apuntó Álvarez Moya.
Genética, ambiente y salud es coeditado por CUCBA y el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología del Estado de Jalisco (COECYTJAL). Participan investigadores de la UdeG, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), del Centro de Investigación y Asistencia Tecnológica del Estado de Jalisco y de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), entre otras instancias.
Guadalajara, Jal., 17 de julio de 2013
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Internet
Edición de noticias en la web: Andrea Martínez y Josué Márquez