Atención mental, uno de los procesos con menos trastornos

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Eventos emocionales, sobre todo negativos, capturan más la atención

Estímulos negativos como una víbora acercándose a nosotros, pueden atrapar y desviar la atención de la mente, destacó el profesor investigador de la Universidad Autónoma de Madrid, doctor Luis Carretié, quien explicó que esto se debe al peso que representa este tipo de factores para nuestra supervivencia.
 
Durante la conferencia “Las emociones guían nuestra atención”, impartida en el marco del programa Neurociencias en Julio, organizado por la Universidad de Guadalajara, dijo que la atención se divide en voluntaria y automática. Puede ser capturada por estímulos positivos (alimentos, pareja) y negativos (amenazas o riesgos).
 
Explicó que la atención endógena es de acción voluntaria hacia un estímulo, es decir, la lectura de un libro o la conferencia de un científico, mientras que la segunda es la atención automática o exógena, que está sesgada hacia todo lo emocional, en especial de los estímulos relacionados con los riesgos.
 
“Tiene lógica desde el punto de vista biológico por que un estímulo negativo, una amenaza, puede suponer un mayor daño a la supervivencia que un estímulo positivo”, además de que el primer factor requiere una respuesta más urgente, dijo.
 
El doctor Luis Carretié comentó que la atención en los humanos es uno de los procesos que en general funciona mejor: “no hay grandes trastornos de atención”. El más destacado es el trastorno por déficit de atención e hiperactividad, que tiene dos variantes.
 
La primera es que “la atención no se fija apenas en nada, no se puede ver una película completa, no se puede atender al profesor durante más de unos minutos; y otro tipo es el contrario, es una focalización tan intensa a un estímulo, por ejemplo a una película, que aunque le hables a la persona, él no te responde”.
 
Ante estudiantes y público en general citados en el auditorio del Instituto de Neurociencias, del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias comentó que en los infantes el tratamiento es más urgente, ya que tienen problemas académicos o de conducta. 
 
“En estos casos funciona bien la farmacología, un tipo de anfetamina que paradójicamente tiene el efecto de tranquilizar a estos niños, que muchas veces son hiperactivos y su nivel de atención se normaliza, también hay terapia psicológica, pero en este caso la farmacológica, en un porcentaje alto, parece necesaria”, dijo.
 
El investigador apuntó que la atención es un proceso neuroeléctrico. Su funcionamiento es básicamente modulando las áreas de percepción o sensoriales para determinar cual es la prioridad de atención. De acuerdo con el especialista, el mundo cognitivo y el afectivo son “inseparables”.
 
Guadalajara, Jal., 16 de julio de 2012
Texto: Eduardo Carrillo
Fotografía: Abraham Aréchiga
Edición de noticias en la web: Lupita Cárdenas Cuevas