La cantidad de energía producida en el campo geotérmico de la Primavera no alcanzaría a satisfacer las necesidades ni de una colonia de Guadalajara, lo que contrasta con el gran impacto ecológico y epidemiológico que la apertura de este campo ocasionaría, por lo que una mejor opción sería implementar algunas medidas para disminuir el consumo de energía.
Lo anterior consideró el investigador del Instituto de Limnología, de la Universidad de Guadalajara, Roberto Maciel. Precisó que la Comisión Federal cuenta con una serie de productores de energía eléctrica, y los nuevos proyectos que realizan, como El Cajón y La Yesca, generan una cantidad interesante de suministro eléctrico.
“Los cálculos más optimistas mencionaban una producción de 100 megawatts, lo cual es poco en comparación con la demanda de Guadalajara. Tampoco se probó la capacidad que se podía generar. Se hicieron unos modelos, pero fueron supuestos, ya que para poder definir la capacidad, se necesita una serie de estudios. Si comparamos lo que va a producir y el daño potencial que va a generar, preferiría quedarme como estoy e implementar algunas medidas para minimizar el consumo de energía, que abrir el campo geotérmico”.
Explicó que hay estudios geológicos, geofísicos y geoquímicos que datan de la década de los 70, mismos que iniciaron por una evidencia de termalismo en la zona, y con estos llegaron a la conclusión de que exactamente en esa área donde salían fumarolas, había la posibilidad de tener un yacimiento geotérmico, que es un acuífero sobrecalentado que puede producir vapor y con él generar energía suficiente para mover turbinas y producir energía eléctrica.
“Estos estudios fueron impuntuales. La caldera de explosión de la Primavera tiene un diámetro de 10 kilómetros, y sólo estudiaron una pequeña parte. En ese sentido, se parte de un supuesto de que solamente en el lugar donde se hicieron los pozos geotérmicos, son los ideales para tener el yacimiento geotérmico, y no se han puesto a analizar el realizar el mismo proyecto en alguna parte periférica, donde causara menor impacto ambiental”.
El especialista explicó que luego de esto, desarrollaron los pozos geotérmicos y empezaron a abrir caminos sin la menor conciencia ecológica. Es en la década de los 80 cuando apenas empezaban a operar autoridades en el rubro ambiental, y cuando se hace un decreto de la Primavera como área natural protegida. Y sin importar estas dos cosas, intervienen sin hacer mayores estudios.
“Cuando empiezan a hacer estos dos pozos geotérmicos para poder sacar el vapor, los dejan abiertos y empiezan a sacar una proporción de 60 por ciento agua y 40 por ciento vapor. Y esa agua con grandes cantidades de sales, entre éstas arsénico, simplemente las tiran a los arroyos existentes en las inmediaciones, y generan un depósito de las mismas sales en las paredes de los arroyos, que permanecen hasta la fecha, no importando que públicamente se habían comprometido a hacer una restauración”.
Puntualizó que en lo referente a dicha restauración, se puede hablar de dos situaciones: una, correspondiente a plantar árboles, pero se sembraron especies poco adecuadas, y dos, no hablan de hacer estudios de daños ambientales, lo cual está normado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y hasta la fecha no se tiene un recuento de los daños que se causaron y de cuáles fueron restablecidos.
“Una de las partes específicas que se toca en los estudios de daños e impacto ambiental es la sociedad, y en este caso las aguas que fluyeron por los arroyos, llegaron a Tala, a los cultivos de caña, y no se ha evaluado el impacto epidemiológico, cuáles pudieron ser las causas de malformaciones genéticas, abortos, envenenamientos. No se evalúa el impacto que se causó”.
Por esto considera que ahora que pretenden abrir nuevamente el campo geotérmico, no tienen una historia, es decir, los elementos a partir de los cuales puedan conocer los daños causados, e implementar una serie de medidas de investigación para evitar en lo futuro provocar los mismos perjuicios del pasado.
“Antes de poner en marcha el proyecto, deben hacer estudios epidemiológicos, porque comentan que harán un pozo de reinyección para meter las aguas residuales, y no están considerando la posibilidad de que si el pozo no funciona, tengan que tirar nuevamente las aguas a los arroyos, ya que un pozo geotérmico, cuando lo abren, no lo pueden cerrar a voluntad, y no es una operación de una hora, sino de una semana, y mientras, la posibilidad de generar contaminación está vigente”.
Guadalajara, Jal., 13 de febrero de 2009
Texto: Laura Sepúlveda
Fotografía: Internet
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas