Alto abstencionismo y distribución del voto marcaron triunfo de Morena en elecciones locales

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Morena fue el gran ganador, sobre todo al arrasar en Baja California. Sin embargo, el PAN no queda tan mermado al ganar capitales. El PRI, el gran perdedor

Si bien el partido político de Morena fue el gran ganador de las elecciones locales en seis estados del país el domingo 2 de junio, y el PRI el gran perdedor, se perciben dos fenómenos: un alto abstencionismo y una distribución del sufragio, ya que partidos pequeños como el Verde Ecologista de México (PVEM) y el del Trabajo (PT) crecieron gracias a las alianzas con el lopezopbradorismo.
 
Así lo consideraron los integrantes del Observatorio Político Electoral, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), al ofrecer el balance de dicha jornada electoral.
 
El profesor investigador del Departamento de Estudios Políticos del CUCSH, maestro Juan Jesús Ramírez Ramírez, explicó que, en general, la participación electoral fue baja: con excepción de Durango (45.35 por ciento), donde se eligió sólo a autoridades municipales, en el resto acudieron a las urnas un tercio o menos de los ciudadanos inscritos en la lista nominal: en Puebla, un atípico 33.42 por ciento; en Tamaulipas, 33.15; en Baja California, 29.95; en Quintana Roo, 22.15 y Aguascalientes tuvo una participación regular, con 38.98.
 
En dos estados se renovaron las gubernaturas: Baja California y Puebla. En el primero, la coalición Morena-PT-PVEM-Transformemos, ganó todas las elecciones en disputa: gubernatura, ayuntamientos y diputaciones; en Puebla, el triunfo también lo obtuvo la coalición Morena-PT-PVEM; aunque, individualmente, el Partido Acción Nacional (PAN) fue el partido más votado (27.13 por ciento), seguido por Morena (25.59); pero fue la coalición la que inclinó la balanza en favor de Miguel Barbosa.
 
En Durango y Aguascalientes tuvieron elecciones municipales y el PAN resultó vencedor en ambas capitales. En Durango, el blanquiazul ganó 18 municipios; dos de ellos sin necesidad de alianza y Morena sólo dos, mientras que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) obtuvo 16 ayuntamientos.
 
En Quintana Roo y Tamaulipas solamente se renovó el Congreso local.  En Tamaulipas, el PAN ganó 21 de 22 diputaciones de mayoría y el restante fue para Morena. En cambio, en Quintana Roo, de 15 diputaciones la coalición de Morena-PT-PVEM ganó 11; PAN-PRD-PES ganó 3, y PRI uno.
 
“Morena creció en todos los estados en comparación con las elecciones locales de 2016, pero obtiene menos votos que en la elección presidencial de 2018 en los estados donde hubo comicios el domingo. El PRI sale debilitado de la jornada electoral; además de no ganar ninguna gubernatura, de todas las diputaciones locales en disputa sólo logra la elección de uno, en Quintana Roo”, informó Ramírez Ramírez.
 
Sobre el PAN, explicó que en tres de los cuatro estados con elecciones para gobernador en 2016 (Aguascalientes, Durango y Tamaulipas), el blanquiazul se confirmó como primera fuerza política, y sólo en Quintana Roo pasó a segundo lugar, por debajo de Morena.
 
“Ahora el voto se distribuye entre más partidos. Se fragmenta. Las capitales las gana el PAN, excepto Baja California, que es una derrota dolorosa para los blanquiazules. Pero el PAN mantiene su ventaja en estados que gobierna, se mantiene firme”, agregó.
 
Respecto al factor AMLO, Ramírez Ramírez consideró que es pronto para hablar de un desgaste, pues el presidente apenas tiene medio año en funciones; sí admitió que continúa con una alta popularidad que pudo haber ayudado a Morena, aunque en las elecciones estatales también influyen factores locales.
 
En 2020 vienen otras elecciones locales en Coahuila e Hidalgo, estados donde el PRI nunca ha perdido la gubernatura; por lo cual, estimó Ramírez Ramírez, será interesante analizarla.
 
Sobre el papel en los comicios del domingo 2 de junio de los Organismos Públicos Locales Electorales que se dedican a organizar votaciones en los estados (OPLE), la Coordinadora del Observatorio Político Electoral del CUCSH, doctora Mónica Montaño Reyes, alertó que aunque hay voces que piden su desaparición, esta medida no es la más adecuada.
 
“Si el Instituto Nacional Electoral concentra las funciones de los OPLE sería un gasto mayor. Desde nuestra perspectiva, los OPLE deben continuar. No sólo por lo financiero, sino para no regresar a los tiempos de aquella comisión electoral del partido hegemónica. Además de lo que significa para la democracia, en términos organizativos y de eficiencia sería contraproducente que desaparecieran. En lo que sí estoy de acuerdo es que hay que revisar la eficiencia en el gasto de estos organismos”, consideró Montaño Reyes.
 
Anticipó que en agosto el observatorio ofrecerá un diagnóstico sobre la inminente reforma electoral.
 
 
A t e n t a me n t e
"Piensa y Trabaja"
Guadalajara, Jalisco, 7 de junio de 2019

 
Texto: Julio Ríos
Fotografía: Gustavo Alfonzo