Enrique Gutiérrez Moreno

  • Estudiante del bachillerato general por áreas interdisciplinarias, obtuvo la mejor calificación de su generación, con 100 de promedio en la Prepa 2.
    Foto: Jorge Alberto Mendoza

    Por Rebeca Ferreiro
    2 Junio 2014
    Es un padre de familia que tiene tres hijas y trabaja de 8:30 de la mañana a 6:00 de la tarde en una compañía telefónica. Cuando terminó la secundaria ingresó a la preparatoria, pero algunos problemas familiares le hicieron interrumpir los estudios. Ahora, tras muchos años de espera, el deseo de superación y la facilidad de horario que provee la oferta del bachillerato general por áreas interdisciplinarias, no sólo le permitió volver a estudiar, sino convertirse en un ejemplo de excelencia académica al obtener la mejor calificación de su generación, con 100 de promedio en la Preparatoria 2.
    ¿Por qué decidiste estudiar la preparatoria después de tantos años fuera de la escuela?
    Trabajo, estudio y tengo que ser el modelo a seguir de mis tres hijas, cumplir en la casa y dar ejemplo en el trabajo. Fue un reto que me puse para demostrar a todos ellos que sí se puede, a pesar de que ya pasaron los años. Fue un poco difícil, aunque en realidad yo no estaba buscando la calificación perfecta. Lo que sí buscaba era superarme personalmente, algo que implica todas las áreas, no sólo la académica.
    ¿Cómo describes tu experiencia de estudiante de esta modalidad?
    Fue un compañero de trabajo el que me habló de ésta, porque él estudiaba la preparatoria. Al principio no estaba ni tentado a ir, pero él me acercó todo para empezar, y finalmente traté de aprovechar el hecho de que sólo había que asistir cinco horas los sábados. Así que hice la preparatoria en dos años y resultó, además, que con buenas calificaciones. Ahora, con esa inercia e ímpetu de seguir con la escuela, estoy estudiando en línea, en UDG Virtual, la carrera de Administración de las organizaciones. Le dedico dos horas diarias, incluso los fines de semana o si estoy de viaje. Ya no hay pretexto: tenemos computadoras, teléfonos inteligentes y conexión a internet en casi cualquier parte, porque hacer esto depende mucho de la disciplina personal.
    ¿Cuál ha sido el papel de tu familia en este proceso?
    Mis hijas están orgullosas. Una de ellas está en la Facultad de Ciencias Químicas, otra va a entrar en la preparatoria y la más pequeña estudia la primaria. Son mi motor, mi motivación. Quise darles el ejemplo de que sí se puede estudiar y hacer otras cosas al mismo tiempo. Mi familia fue una pieza clave, porque tuve que pedirles el apoyo de su tiempo, pues yo sabía que habría momentos en que iba a estar más ocupado haciendo tareas que poniéndoles toda mi atención, pero lo comprendieron bien y me ayudaron, tanto mis hijas como mi esposa.
    ¿Cómo fue posible conjugar estudio y trabajo?
    Algunos de mis compañeros de trabajo estaban estudiando, así que fue fácil seguirles el paso. Fueron buenas influencias: ¡de esos amigos quiero! Gracias a eso se han abierto puertas en la misma empresa, que han dado paso a otras áreas. Además, se portaron comprensivos, porque las veces que debía trabajar los sábados me daban la oportunidad de primero ir a estudiar. Traté de aprovechar el tiempo. Porque hace años en mi primer intento tuve que apoyar económicamente en mi casa y ponerme a trabajar de tiempo completo. Ahora regresar al estudio fue complicado, porque no estaba acostumbrado. Lo difícil suele ser el arranque. Una vez empezado, las cosas se dan de manera más fácil. Lo que importa, creo, es aprovechar las condiciones que te brinda la Universidad y no dejar pasar más tiempo. Como decía el profesor José Francisco Acosta Alvarado, director de la Preparatoria 2: “No hay alumnos de primera, de segunda o de tercera. Sólo hay estudiantes que aprovechan la oportunidad”.