La ciudad, personaje principal y único protagonista de Vicente Quirarte

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Hay que amar a la ciudad a pesar de todo, señaló el poeta al cerrar su participación en la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar

Para el poeta mexicano Vicente Quirarte (D.F. 1954) hay un solo personaje y un solo protagonista: la ciudad de México. La ciudad es un texto y todos contribuimos a escribirla , señaló al cerrar su participación en la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, con la conferencia magistral; Contra el ángel inmóvil: lecturas de la ciudad, que ofreció anoche en el paraninfo Enrique Díaz de León, y cuya presentación corrió a cargo del poeta Jorge Esquinca.

 Contando entre los asistentes al laureado escritor Fernando del Paso y al vicerrector ejecutivo de la Universidad de Guadalajara, Miguel Ángel Navarro Navarro, Vicente Quirarte hizo una crono radiografía de cómo los escritores desde su fundación han descrito, narrado y creado la capital del país. Una ciudad cambia más rápido que el corazón de un hombre. Los autores comparten en paralelo su amor por la ciudad .

 El ganador del premio Xavier Villaurrutia comenzó su conferencia con la lectura de un poema de Temilotzin de Tlatelolco, que describe la forma cómo fue fundada la gran Tenochtitlan, con flor y canto: Ya he venido/Me pongo de pie/forjaré cantos/haré que los cantos broten/para ustedes amigos nuestros/Soy poseedor de las flores/yo soy Temilotzin/he venido a hacer amigos aquí.

  Nuestro poeta subraya la función de la palabra compartida, la idea de venir a la tierra a vernos los unos a los otros. El canto era una alianza armónica entre la poesía y la ciudad, que fue establecida en un lugar que no parecía el más conveniente, sin embargo la elección fue producto de una visión, que terminó por convertirse en la esplendorosa ciudad de Tenochtitlán .

 Luego habló de la ciudad colonial, en la que el poeta adquirió el papel no muy orgulloso de bufón. Y aunque la mayor parte de ellos se han perdido, no fue el caso de Sor Juana Inés de la Cruz, que sigue iluminándonos. Ella no escribió un poema que hablara de la ciudad de México, pero su vida da condición a la polis. Desde el convento libró un ejemplar combate. Desde su celda lucirían las letras más brillantes del siglo de oro .

 Al hablar de la ciudad renacentista, Vicente Quirarte hizo referencia a Bernando de Balbuena, que aunque era español, aquí fue donde desarrolló la mayor parte de su obra, cuya misión fue describir y resaltar el estilo barroco de su tiempo.

 Luego habló del siglo XVIII, el siglo de prosa , en el que resurge la supremacía de la imaginación, el descubrimiento de la cultura popular , en el que el poeta se convierte en explorador de la calle, como lo hizo en 1836 Guillermo Prieto, quien sale a caminar por la ciudad, que es la forma mas completa de leerla, de poseerla, de entenderla. Él escribe su primera crónica urbana, que narra desde las primeras campanadas de los templos, hasta los gritos de los últimos vendedores de la noche .

 El siglo XIX fue para Vicente Quirarte el de los pronunciamientos, las revoluciones, las guerras civiles, de corsarios, de planes redentores, tan imposibles como milagrosos; las ciudades se llenan de casacas y sotanas , que a la vez trae un aire malsano y corrompido , que ya inundaría el siglo XX, como lo describe el poema de Francisco Hernández, y que le dio el título para su curso, titulado: La degradación de la primavera.

 Y es que en este describe la visión apocalíptica y desencantada, pero tremendamente realista, hecha por un personaje que contempla la ciudad desde el piso 10 de la torre Latinoamericana: La he mirado con lástima en los últimos meses./Estoy en un décimo piso y hasta acá llegan los bramidos de /las perforadoras, el rumor de los automóviles y gemidos de/perros negándose a morir./La observo fijamente, trato de ver el sol entre sus brumas/A tan temprana hora, la ciudad es un paquidermo que bosteza./Abajo hay policías, boleros, enfermeras, enanos, asaltantes./Llamas de incendios salen por las ventanas y el ulular de las/sirenas anuncia el señorío de la violencia.

 Pero a pesar de las rejas de las ciudades que nos aíslan, y de las plumas de los nuevos escritores y cronistas que tienen razón en mencionar que las ciudades fueron hechas para resolver problemas y que ahora es para tenerles miedo y pululan las sombras más amenazadoras, hay que amarla contra todo , porque la ciudad es como una gran casa y nuestra casa como la ciudad. Amar a la ciudad es necesario y fatal .

Guadalajara, Jal., 7 de marzo de 2009
Texto: Juan Carrillo Armenta
Fotografía: Abel Hernández
Edición de noticias: LCC Lupita Cárdenas Cuevas