En la medida de que el sistema educativo esté centrado en un aprendizaje reproductor más que en un aprendizaje creador se motivará cada vez menos la imaginación de los niños, afirmó María de los Dolores Valadez Sierra, profesora investigadora del Departamento de Patología Aplicada, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS).
“Los planes y programas de preescolar y primaria propician mucho la creatividad y la imaginación en los niños. El problema no es la currícula, sino de algunos docentes que necesitan aprender a vivir de un modo más flexible”.
Hay que incentivar la imaginación en los niños para hacer de ellos seres creativos capaces de enfrentar los problemas que se les presenten en el futuro. La época navideña es un buen momento para hacerlo, sobre todo cuando se trata de los más pequeños; es decir, los que cursan edad escolar hasta primaria.
La imaginación toma todos los elementos que están presentes y son percibidos por el niño para transformarlos en nuevos estímulos y realidades. El pequeño no puede imaginar cosas de la nada. Por eso se dice que la imaginación está muy vinculada con la creatividad.
Una persona que no está acostumbrada a pensar con imaginación sólo vive en lo concreto, no trasciende su mundo. Un niño que no ejercita su imaginación pierde mucho en iniciativa, puede depender de otros para realizar las actividades escolares, ser apático, “serían niños reproductores más que creadores”.
Propiciar que el niño invente finales alternativos a los cuentos o caricaturas, pedirle que pinte el mundo en veinte o treinta años, es una forma de ejercitar la imaginación, también hacerle preguntas abiertas, que no requieran de un sí o un no como respuesta correcta, preguntas que lo hagan pensar y conocer su mundo interior.
Los cuentos de hadas ayudan a desarrollar la imaginación y es un recurso útil cuando los pequeños son menores de diez años.
Guadalajara, Jal., 14 de diciembre del 2010.
Texto: Martha Eva Loera
Fotografía: Internet
Edición de noticias: Lupita Cárdenas Cuevas